La inflación en Brasil continúa con una tendencia a la baja y se ubicó en marzo pasado en el 4,65 % internanual frente al 5,60 % registrado el mes anterior, informó este martes la oficina de estadísticas del Gobierno.
El alza de los precios acumulada en doce meses viene desacelerando de forma gradual en la mayor potencia de América Latina desde abril de 2022, cuando llegó al máximo del 12,1 %, hasta alcanzar en marzo pasado su menor nivel desde enero de 2021 (4,56 %).
Solo en marzo pasado, la inflación fue de 0,71 %, impulsada por los combustibles, según los datos divulgados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
«Los resultados de la gasolina y el etanol estuvieron influenciados principalmente por el retorno del cobro de impuestos federales en el inicio del mes», indicó André Almeida, analista del IBGE, en una nota.
Sin embargo, el dato de marzo es inferior al de febrero pasado, cuando se situó en el 0,84 %, aunque superior al de enero (0,53 %).
Además de los combustibles, también impactaron en el índice de precios al consumidor el sector salud y la vivienda.
A pesar de la moderación en términos interanuales, la inflación en Brasil sigue por encima de la meta establecida para este año, que es de 3,25 %, con un margen de tolerancia de 1,5 puntos en ambas direcciones.
La subida de los precios llevó al Banco Central a elevar los tipos oficiales de interés hasta el 13,75 % anual, una tasa que ha decidido mantener en sus últimas reuniones, a pesar de la desaceleración de los precios en la comparación interanual.
La decisión del órgano emisor, que alega incertidumbres tanto en el panorama internacional, como en el escenario fiscal brasileño, ha provocado un torrente de críticas desde el Gobierno.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva tildó de «vergüenza» la actuación del Banco Central, al que acusó de estar «jugando con este país, con el pueblo pobre y con el empresario que quiere invertir», en una reunión ministerial celebrada el lunes con motivo de los primeros 100 días de su mandato.
Desde el Ejecutivo consideran que la insistencia del Banco Central en mantener los tipos en el 13,75 % anual no está justificada y perjudica el crecimiento de la economía, que el mercado financiero espera que sea inferior a un 1 % este año, y la creación de empleo.
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