

En Ciudad Guayana, los peatones enfrentan una difícil realidad y es que las aceras, diseñadas para su seguridad y comodidad, han sido tomadas por pequeños comerciantes ambulantes y motorizados que ocupan estos espacios para sus negocios y exhibiciones, obligando a los habitantes a caminar sobre la calzada con el riesgo constante de ser atropellados.
En toda la avenida Manuel Piar en San Félix, así como en el centro de San Félix, calles de Unare y sectores de Puerto Ordaz, las aceras están prácticamente desaparecidas para quienes caminan.
Los vendedores informales han instalado tarantines donde expenden desde fritanjas hasta repuestos automotrices y verduras, mientras que los dueños de motocicletas exponen sus vehículos sobre el espacio peatonal, complicando aún más el paso.
Esta situación vulnera la Ley de Convivencia Vecinal, cuyo cumplimiento parece inexistente, y prevalece la ley del más fuerte.
Vecinos como Alejandro Medina, residente de la calle 5 de Primero de Mayo, denuncian que en zonas cercanas al colegio Leopoldo Sucre, un taller de motos ocupa por completo la acera, imposibilitando el tránsito peatonal. Medina hace un llamado público a las autoridades, en especial a la figura conocida como “chino Alonzo”, para que intervenga y frene esta ocupación ilegal.
Vendedores informales
En el pulso cotidiano de San Félix, donde las aceras han cedido su espacio a comerciantes informales y motorizados, la propuesta de reubicar a estos vendedores en mercados construidos para tal fin se enfrenta a un muro. Un vendedor de repuestos usados y herramientas, quien prefirió mantener su anonimato, explicó la reticencia generalizada a abandonar la calle para trasladarse a lugares alejados y poco concurridos.
“Eso ya lo vimos con los vendedores de alimentos en el Mercado Bicentenario, en Brisas del Paraíso, avenida Cisneros,” recordó con cierto desencanto. “La gente simplemente no quiso mudarse y ahora ese mercado está en ruinas, vacío y abandonado.” El Mercado Bicentenario, según señaló, es solo uno de varios intentos fallidos donde la alcaldía no ha logrado convencer ni obligar a los vendedores a ocupar dichos espacios.
También mencionó el mercado en la zona de 25 de Marzo, que igualmente sigue desocupado, y el Mercado Mayorista, cuyas instalaciones se encuentran deterioradas y en estado de abandono. “Es un desastre. Los mercados están hechos para que los vendedores dejen la calle, pero ellos prefieren seguir en la vía pública, aunque eso signifique trabajar entre aguas negras y desechos,” añadió.
Un caso emblemático fue el de Gran Sabana, comunidad mejor conocida como Core 8, Puerto Ordaz, donde a pesar de la edificación de un mercado, los vendedores continuaron ocupando las calles y alrededores insalubres, resistiéndose a la reubicación.
Para este comerciante informal, las reubicaciones no funcionan porque suelen ubicarse en lugares alejados o poco accesibles, lo que aleja a los clientes y genera pérdidas para los pequeños comerciantes.
Así, el panorama en San Félix se complica: las calles se saturan de vendedores que prefieren la cercanía con su público, pero a costa del desorden y la ocupación ilegal de espacios peatonales.
La solución, al menos hasta ahora, parece distante, mientras la vida en las calles continúa desplegándose a su ritmo, con mercados públicos que languidecen sin poder sumar a quienes sostienen el comercio informal.
Esta realidad plantea un desafío para las autoridades y la comunidad; cómo equilibrar la informalidad y la seguridad, cómo integrar a estos vendedores en espacios dignos sin que pierdan su clientela ni sus medios de vida.
Mientras tanto, las aceras y calles siguen siendo testigos de un conflicto no resuelto que afecta la movilidad y la convivencia urbana en San Félix.
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