Josefina Romero: “La vida me enseñó a ser maestra”

En el Mes del Educador, conocimos a Josefina Romero una maestra que comparte sus experiencias y anécdotas de las aulas de clases, dejando como mensaje que el verdadero maestro siempre deja huellas

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Ciudad Guayana.- Ser maestro es una de las labores más noble del ser humano, dedicar tiempo a enseñar, corregir y guiar es un compromiso adquirido al momento de ingresar a un aula de clases. Todos recuerdan alguna maestra que ha marcado tu vida o se ha convertido en una inspiración en lo profesional.

En Ciudad Guayana, mencionar a la maestra Josefina (papina), es retroceder en la memoria aquellos días de clases en las escuelas Fe  y Alegría Virgen Niña en Unare, Escuela de Ferrominera o la Escuela Estadal  José Luis Guzmán  de la parroquia Simón Bolívar, donde dejó huellas esta noble educadora.

La amabilidad y su carácter  definen a Josefina Romero, maestra jubilada desde el año 1991, cuando cumplió 30 años ejerciendo la educación, dedicada a impartir actividades académicas y extra académicas a los alumnos de tercer, cuarto y quinto grado.

“La vida me enseñó  a ser maestra, en los año 80 y 90 Guayana no tenía instituciones para graduar a docentes”, expresó al momento de preguntarle sobre sus estudios profesionales.

Ingresó desde muy joven a la Escuela de Ferrominera y esa misma institución al ver lo dedicada y comprometida que era, la ayudó a incursionar en estudios de docencia donde se especializó en el área de matemáticas. “Fui una docente integral, con una especialización.  Mi adoración fue la  educación y por eso me preparé”.

Romero dice que  sus ex alumnos actualmente la  llaman mamá papina.  “Veo con orgullo como mis ex alumnos actualmente son profesionales en diversas áreas, son hombre y mujeres muy preparados. El día del maestro mi casa se llena de personas de la tercera edad  y todo ellos fueron mis alumnos”.

Maestra de hogar

Con alegría la maestra Josefina recuerda cuando los pasillos de la Escuela de Ferrominera  se llenaban de olores de todo tipo de dulces, preparados desde sus espacios , pues se dedicó a impartir Hogar, una cátedra dedicada  para que los alumnos de los años 1960 aprendieran a cocinar, coser, tejer  y diversas artes.  

También se dedicó al área de Biblioteca, donde los libros eran su mejor compañía y enseñó a sus alumnos amar las letras a través de cada una de sus asignaciones. “Siempre estábamos creando y cocinando, pues en la mañana estaba en Hogar y en las tardes en Biblioteca”.

Recuerda que luego de su jubilación en Ferrominera, se dedicó atender a los niños de la Escuelas Fe  y Alegría Virgen Niña en Unare y la  Escuela Estadal  José Luis Guzmán. “Era una sola corredera, de Puerto Ordaz a San Félix para dar clases todo el día”.

La educación es mi pasión

Ser maestra es un gran orgullo que siente Josefina  Romero, aún tiene ese don a pesar de sus 87 años de edad y estar fuera de aula, pues ella sembró cariño, respeto y confianza, por tal motivo su casa siempre recibe alguna amistad, algún ex alumno o algún familiar quien la acompaña en sus tardes a tejer, jugar o  simplemente conversar.

Sus ex alumnos la recuerdan como  una maestra de carácter pero quien sabía valorar a cada niño o niña, siempre buscando exaltar lo positivo y corregir lo negativo.

Josefina Romero es madre de tres grandes profesionales quienes tienen títulos de docente, ingeniero y abogados. Considera que los hijos son el reflejo del maestro.

Esta docente en sus tiempos fue deportista representando al estado Bolívar   en Bowling, llegando al segundo lugar en torneos nacionales realizados en Caracas, conservado actualmente cada uno de sus reconocimientos como maestra y como deportista.

Decir Josefina Romero es decir la maestra que marcó la vida de los guayaneses con su ejemplo, disciplina, constancia y dedicación a formar a quienes hoy son hombre y mujeres de la patria.

 

Prensa MPPE Bolívar

 

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