Los vendedores informales situados en la avenida Ciudad Bolívar, ubicada en Puerto Ordaz, se encuentran pasando un terrible momento con el flaqueo en las ventas, sumados al creciente temor de que sus negocios sean víctimas del hampa, mientras ellos se encuentren en sus hogares.

Su desconfianza crece al dejar sus negocios sin ningún tipo de vigilancia, con el aumento de quioscos que han sido abandonados y son utilizados por indigentes que buscan un sitio para esperar el amanecer o delincuentes que esperan la noche para cometer sus delitos.

Inseguridad

Uno de los comerciantes quien por su seguridad prefirió no revelar su nombre, declaró al equipo de Nueva Prensa Digital, «nosotros tenemos miedo que nos roben, toda esta avenida es una boca de lobo, las únicas luces que están son la de los negocios y las pocas de los postes que funcionan».

Agrega que los patrulleros les advirtieron que a partir de las 8 de la noche, no iban a continuar recorriendo la zona, obligándolos a mantenerse pendiente de sus propios negocios.

«Sabemos quienes son algunos de los malandros de la zona, pero existen vecinos que tienen miedo de denunciarlos, por las represalias que pudieran tener», expresó el dueño de un negocio. Mientras que unos se quedan hasta la medianoche, otros duermen en sus negocios para poder evitar ser víctimas de algún robo.

Bajas ventas

Otro tema que les preocupa es la poca afluencia de clientes que se ve pasada la mañana, lo que les ha afectado notablemente en sus ventas, a pesar de trabajar todos los días.

Sus esperanzas residen en los trabajadores y estudiantes de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho (UGMA), quienes son sus mayores clientes, pero llegadas las 5 de la tarde todo queda «muerto».

Los días donde reportan mayor actividad son  los fines de semana cuando las personas se encuentran realizando sus compras.

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