Bruselas.-La economía de la euro-zona estuvo cerca de estancarse en el último trimestre de 2019 al crecer solo un 0,1 %, su menor cota desde principios de 2019, lastrada por inesperadas caídas del PIB en Francia e Italia, de acuerdo con las cifras publicadas este viernes por Eurostat.
A la ralentización al final de año también contribuyó el estancamiento de la principal economía de la moneda única, Alemania, cuyo producto interior bruto (PIB) no se movió entre octubre y diciembre.
En el conjunto de la Unión Europea el avance fue también del 0,1 %, lo que supone que en ambas zonas el crecimiento fue dos décimas menor que en el tercer trimestre, cuando se registró un incremento del 0,3 % tanto en la Unión como en los países de la moneda única.
Así las cosas, en el conjunto de 2019 la economía de la eurozona creció un 1,2 %, mientras que la de los Veintisiete avanzó un 1,4 %, por debajo del 1,9 % y 2,1 % cosechado en 2018, respectivamente.
En el débil crecimiento en el área de la moneda única en el cuarto trimestre pesó sobre todo el mal desempeño de la mayoría de sus grandes economías, con una contracción del PIB del 0,3 % en Italia y del 0,1 % en Francia.
Mientras que en el caso italiano estuvo relacionada con las malas condiciones meteorológicas, la economía gala se vio afectada sobre todo por las semanas de huelga por las pensiones, que afectó sobre todo al transporte y el mantenimiento de las refinerías, y obligó a ajustar inventarios.
Según la Comisión Europea, a estas «sorpresas negativas» se suma el hecho de que el tercer trimestre fue mejor de lo anticipado por el repunte de la economía germana, que, sin embargo, volvió a estancarse en el cuarto trimestre al registrar un crecimiento cero.
En el lado opuesto, la economía española tuvo un comportamiento algo mejor de lo esperado entre octubre y diciembre debido a la recuperación del consumo privado y creció un 0,5 %, la mayor tasa entre los grandes países del euro.
El PIB holandés, por su parte, avanzó un 0,4 %, aunque el incremento más notable en el área de la moneda única se dio en Lituania (1,3 %), en tanto que Finlandia registró el peor resultado con una caída del 0,6 %.
Si se tiene en cuenta a toda la Unión, Rumanía fue la que más creció (1,5 %), seguida de Lituania y Hungría (1,0 %).
La eurozona cerró así 2019 con su menor tasa de crecimiento desde principios de 2013, aún en plena crisis económica.
Bruselas señala que, pese a ello, acumuló su mayor periodo de crecimiento continuado desde que se introdujo la moneda única, aunque reconoce que el avance fue muy tenue y que existen varios riegos a la baja.
Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China han remitido, pero no han llegado a desaparecer, a lo que se suma la incertidumbre sobre cómo será la futura relación entre la UE y el Reino Unido ahora que el país está oficialmente fuera del bloque.
A estos factores ya conocidos se une el nuevo coronavirus. Bruselas admite que tendrá un impacto sobre la economía europea, sobre todo en sectores como las manufacturas y el turismo, pero considera que es difícil cuantificarlo con exactitud, de momento, y que, más allá de China, su repercusión global debería ser limitada.
Con este telón de fondo, las previsiones macroeconómicas presentadas ayer por el Ejecutivo comunitario vaticinan que el crecimiento anual en la eurozona se estancará en el 1,2 % en 2020 y 2021.
Más positivos son los datos de empleo publicados también hoy por Eurostat, que muestran que la creación de empleo aceleró en el cuarto trimestre, con un aumento del 0,3 % en el número de personas con trabajo en la eurozona y del 0,2 % en el conjunto de la UE, frente al incremento del 0,1 % registrado en ambas zonas en el tercer trimestre.
En el conjunto de 2019, el empleo creció un 1,1 % en el área de la moneda única y un 1 % en los Veintisiete.
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