Durante los primeros nueve meses del año 2025, el sector textil en Venezuela ha experimentado un notable retroceso en su capacidad operativa. Según datos proporcionados por la Cámara Venezolana de la Industria del Vestido (Cavediv), la fabricación de telas y prendas de vestir registró una disminución del 3% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Este indicador refleja las dificultades estructurales que enfrenta la manufactura local para mantenerse a flote en un mercado cada vez más dominado por bienes producidos fuera de las fronteras nacionales, explica Banca y Negocios.
Roberto Rimeris, presidente del gremio, señaló que estas cifras provienen de los monitoreos constantes y las encuestas industriales realizadas por Conindustria.
Aunque todavía resta contabilizar el desempeño del último trimestre del año, las proyecciones de los expertos y las tendencias del mercado sugieren que el sector cerrará el ciclo anual con números negativos, consolidando un periodo de contracción para los empresarios del área.
El impacto de la competencia asiática
La principal causa detrás de este descenso productivo es la entrada masiva de mercancía importada, un fenómeno que ha golpeado con fuerza a la industria venezolana durante los últimos cuatro años.
Rimeris destacó que el flujo de prendas de vestir provenientes de China representa el desafío más grande, debido a que el país asiático implementa políticas agresivas para incentivar sus exportaciones, permitiéndoles llegar al mercado local con precios difícilmente superables.
Mientras los productos extranjeros inundan los comercios, los fabricantes venezolanos deben lidiar con una estructura de costos que incluye el pago de aranceles para poder comercializar telas, lo que genera una desventaja competitiva evidente. Esta falta de reciprocidad en las condiciones comerciales ha desplazado a la confección nacional de los anaqueles, explica Cavediv.
Factores económicos y presión fiscal
Más allá de la competencia externa, la economía interna impone sus propios obstáculos. El representante de Cavediv explicó que la disparidad cambiaria actual distorsiona los precios y costos de producción, dificultando la planificación financiera de las empresas.
A esto se suma una inflación persistente que erosiona el poder adquisitivo del consumidor y eleva los gastos operativos de las plantas textiles.
Finalmente, Rimeris hizo énfasis en la asfixia que sienten los empresarios formales debido a una presión tributaria excesiva y a la competencia desleal de los sectores informales.
Estos últimos, al no cumplir con las obligaciones fiscales y arancelarias, pueden ofrecer productos a precios menores, dejando al sector industrial organizado en una posición de vulnerabilidad que urge de políticas públicas para su recuperación.
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