Hablar de innovación educativa va más allá de aulas creativas, uso de tecnología y nuevas metodologías. El punto de partida inicia con los líderes educativos, es desde esta figura que se tiene la visión, la actitud y se toman las decisiones que conducen el proceso.

Porque cuando la dirección de una institución apuesta por la innovación, se disponen las condiciones para que sea posible; y cuando no, es probable que los esfuerzos de los docentes se diluyan.

El liderazgo educativo del futuro (que comienza hoy), además de toda la gestión administrativa, requiere de una elevada sensibilidad pedagógica, flexibilidad y apertura a los cambios que se enfrentan en la actualidad (y los que vendrán).

Una dirección que entienda que educar es formar a seres humanos para la vida, más allá de la comprensión de contenidos, identificar las habilidades de cada uno y fortalecerlas.

Se trata de disponer las condiciones para que los educadores puedan innovar en el aula. Iniciando por ofrecer formación para dotar a los docentes de herramientas prácticas que les permitan que sus aulas sean espacios para potenciar talentos, acompañando el proceso educativo de cerca, planteando momentos de autoevaluación institucional que permitan establecer líneas de mejora e involucrándose en la dinámica escolar, demostrando además desde su instancia las posibilidades, e inspirando al equipo que lo acompaña.

Cuando la dirección promueve espacios de encuentro y diálogo, escucha a su equipo y valora las iniciativas, los docentes se sienten acompañados y se motivan a probar nuevas ideas.

Un liderazgo innovador

  • Acompaña los procesos más allá de los resultados.
  • Reconoce el error como parte del proceso de aprendizaje.
  • Crea condiciones para la reflexión y el acompañamiento.
  • Valora los diferentes estilos pedagógicos y la diversidad de ideas.
  • Promueve la formación continua del docente y dispone los espacios para ello.
  • Impulsa el trabajo colaborativo.

Los líderes educativos que transforman son aquellos que dan muestra a través de su práctica, porque se lidera con el ejemplo. Incorporan metodologías innovadoras que optimizan procesos, se actualizan. Se involucran en lo que pasa en el aula.

Innovar desde la dirección de una institución es tomar decisiones alineadas con la visión, misión y valores. Seleccionando aquello que, más allá de lo nuevo o lo que esté en tendencia, responda a las realidades de la comunidad educativa, con sentido y relevancia.

Liderar con propósito se trata de priorizar el bienestar de los estudiantes y docentes, promover una educación inclusiva y apostar por una educación que forme con competencias para la vida.

Cuando el líder educativo inspira, acompaña y confía, hace una invitación a todos a su alrededor a practicar la innovación, desde la cercanía y la empatía.

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