La salida masiva de venezolanos hacia países del centro y Suramérica, desde hace más de una década, como consecuencia de la crisis social, económica y política que envuelve al país, tiene un nuevo matiz protagonizado por los jóvenes. 

Según datos recientes de la Encuesta Nacional de Juventudes (Enjuve 2021) de la Universidad Católica Andrés Bello, entre 2015 y 2021 se incrementó en casi 5 millones el número de venezolanos repartidos por el mundo, de los cuales 51 % son personas con edades entre 15 y 29 años.

Esto ha traído como resultado un vacío alarmante en las aulas venezolanas y una fuga del talento profesoral sin precedentes. Datos de Aula Abierta en su último informe sobre deserción universitaria muestran que, en la Universidad Central de Venezuela, por ejemplo, el porcentaje aproximado se elevó de un 30 % a 50 %, mientras que en la Universidad de Carabobo se estima un 50 %. A esta arista también se suma la pérdida del profesorado universitario, gremio que atraviesa su propia crisis y asfixia institucional.

Aunque no existan cifras precisas sobre a cuánto asciende la migración universitaria, el Observatorio Venezolano de Universidades asegura que en 2022, un 39 % de los universitarios tiene como plan de vida emigrar, apenas concluya sus estudios en Venezuela.

Aportes a la educación y formación

Hacer de Venezuela un espacio en el cual los jóvenes deseen permanecer y desarrollarse profesionalmente es un desafío para todos como sociedad. Así opina el ingeniero mecánico Doménico Braca, con más de 37 años de experiencia en Sistemas de Protección Contra Incendios, quien en ese repensar en la recuperación de la industria venezolana, considera que gran parte para lograr ese objetivo está en manos de la juventud venezolana.

Doménico Braca es un guayanés, de profesión ingeniero mecánico egresado de la Universidad Simón Bolívar (1985) certificado como especialista internacional por la NFPA (en las menciones de CFPS y CEIPMSR), miembro de la SFPE; fundador y presidente del Capítulo NFPA Venezuela desde 2009 hasta 2013, y artífice de proyectos dirigidos en ingeniería de sistemas contra incendios en empresas de Guayana como CVG Venalum, Sidor, Ferrominera, Bauxilum, Briqven, Masisa, Corpoelec (antigua Edelca), Siderúrgica Nacional, Venprecar, Sivensa, así como en PDVSA, tanto en certificaciones de sistemas para la industria petrolera como en la industria petroquímica nacional.

Braca  también ha dado significativos aportes en la industria privada del entretenimiento como hoteles, cines y centros comerciales. Actualmente, ha trascendido fronteras dirigiendo su reconocido equipo de expertos, colaboradores, en la ejecución de ingenierías y fiscalizaciones de proyectos en esta disciplina, ampliando el espectro de su alcance hacia varios países de Latinoamérica.

Dado su amplio conocimiento y pericia en el tema, Braca insiste en que debemos apostar por defender y promover la especialización y el estudio de este tipo de disciplinas en las universidades venezolanas, tanto públicas como privadas, para apuntalar el futuro pensando en jóvenes que aspiren a rediseñar –con compromiso y excelencia profesional- un nuevo país en el cual la seguridad industrial esté garantizada, por la gestión de interesados en esta materia.

 

 

Unexpo y Ucab como centros de formación

Entre los años 2000 y 2018, Braca aportó a la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre (Unexpo) en su vicerrectorado de Puerto Ordaz, dentro de la especialización de Prevención y Control de Riesgos Industriales, donde se han formado hasta el presente un poco menos de 200 participantes de diferentes disciplinas (en su mayoría ingenieros profesionales) estos estudios de postgrado con esa visión, que serviría en el corto plazo para repotenciar el capital humano de las empresas básicas de Guayana en lo que en materia de prevención de incendios en la industria se refiere.

«Nuestro interés primordial era dejar sembrada esa semilla de conocimientos, sobre todo de aplicaciones particulares y ejercicios prácticos, simulando eventos reales, con evaluaciones prácticas, que sirvieran para prepararse y atender diferentes casos similares que pudieran presentarse en las diferentes instalaciones de la industria de Guayana y no solo en las grandes empresas básicas, sino intentar promover la inversión en prevención de manera responsable también en las empresas metalmecánicas que le prestan servicios a estas grandes empresas», expresó el especialista internacional Doménico Braca.

Según estadísticas de la base de datos en postgrado de la Unexpo, actualmente se han cursado desde 1996 en el programa de Especialización en Prevención y Control de Riesgos Industriales, 14 cohortes y una en curso (Cohorte XV), donde han egresado 119 profesionales, incluso en años complejos entre 2019 y 2022.

La experiencia del ingeniero en la Unexpo y su estrecho lazo con la compañía ignaciana en su afán de retribuir en formación todo lo recibido (en el ámbito familiar) a nivel institucional en el Colegio Loyola, lo lleva a proponer el conocimiento de esta disciplina como una de las posibles «materias electivas» para estudiantes que cursaran la etapa final de la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Católica Andrés Bello, en la cual durante tres cohortes durante los años 2014 a 2016 se tuvo la oportunidad de impartir la referida materia a un universo mayor de 70 futuros ingenieros.

«Una de las fallas más importantes que observamos en este tipo de profesiones, es que los egresados que salían al mercado, lo hacían sin ningún tipo de conocimientos sobre sistemas contra incendios, no había formación que tocara estos temas, de allí nuestra intención de aportar valor en la parte final de la educación a nivel de ingeniería para que nuestros profesionales salieran a la realidad del mercado laboral con otro grado de instrucción», sostuvo Braca, resaltando que la implementación fue exitosa y despertó el interés profesional, dejando algunas tesis enfocadas en este tema, en unas fue jurado y en otras tutor.

Braca también fue mente maestra de programas especializados dirigidos a arquitectos, ingenieros, gerentes de Proyectos, desde la Universidad Católica Andrés Bello, así como también presentó la posiblidad de crear un laboratorio práctico con instalación de todo el equipamiento, incluyendo tanque, bombas, redes de distribución, de manera que pudieran conocer a detalle cómo es el funcionamiento de los diferentes tipos de sistemas de protección contra incendios.

Esto con el fin de impartir este tipo de formación de campo que permitiera especializar a los profesionales con el conocimiento y la experticia necesaria, para aplicarla en todos los ámbitos de la industria.

«Obviamente que ambos proyectos lamentablemente por las razones económicas de presupuesto que todos conocemos, no pudieron llevarse a cabo, pero no forman parte de una utopía o de un cuento de ciencia ficción, sino más bien de los sueños y proyectos que nosotros como profesionales quisiéramos instaurar en nuestro país, con el crecimiento industrial que todos merecemos y anhelamos, para ello, insisto que es factible lograrlo con el apoyo de la industria pública y privada a nuestras universidades», reiteró.

¿Cómo levantar al país?

El inmenso aporte del ingeniero Doménico Braca a las universidades guayanesas, le permite asegurar la importancia y la necesidad de formar a profesionales desde las universidades para aportar en la reconstrucción del parque industrial y sus operaciones seguras en Venezuela.

Para este punto, Braca hace un llamado al Gobierno, a organizaciones de regulación y fiscalización del cumplimiento de normas del ramo (Sencamer, Covenin o Fondonorma); también a las empresas públicas y de capital privado que estén comprometidas con el desarrollo y crecimiento en toda la geografía nacional, a considerar la educación y  la promoción de la formación especializada en las instituciones universitarias, como un pilar fundamental de la garantía de protección de vidas, de resguardo de activos e infraestructura, y así asegurar la continuidad de operaciones y la protección responsable para la sostenibilidad del medio ambiente.

“En la medida que este tipo de situaciones se vean como inversiones y no como gastos, en esa misma proporción iremos creciendo como sociedad civil, como profesionales y ciudadanos comprometidos con el desarrollo y con la generación de riquezas en un país que esperamos verlo pronto en vías de desarrollo como una vez lo éramos y nos envidiaban sanamente en América como ‘el Norte del Sur’”, recalcó.

Braca insiste en unir las fuerzas vivas del país comprometidas a creer en la reserva ética y profesional del recurso humano y visualizar un futuro con fuerza y convicción de un proceso que debe ejecutarse de manera integrada con la articulación necesaria de todas las instituciones universitarias, los gremios de profesionales, las autoridades competentes y las instituciones reguladoras para que todos, de manera conjunta, estén enfocados en el desarrollo industrial que –a su juicio- permitirá elevar la calidad de vida del venezolano en todos los niveles.

«Existe un esfuerzo que aún se puede realizar de parte de nuestras universidades venezolanas, similar a lo que se está intentando en algunas latinoamericanas, porque existe un recurso humano con un conocimiento, con experiencia acumulada y una capacidad instalada que puede ayudar en este proceso, el espacio dentro de las universidades existe, es factible ejecutar este proceso desde las casas de estudios del país», afirmó. 

«El recurso humano es lo más preciado que tenemos entre nuestros colaboradores y si está capacitado vale todavía más en cualquier país. Debemos preparar a nuestros profesionales, adecuarlos en áreas que tengan que ver con nuestra industria básica, porque si es posible su rescate», agregó.

Doménico Braca recalca que estos proyectos de formación no deben ser vistos como un sueño o una utopía, sino como una realidad factible que rescataría principalmente también la esencia sobre la cual según su opinión fue creada y diseñada la universidad guayanesa: contribuir a la preparación de profesionales acordes para el crecimiento productivo y que además permita el mantenimiento sostenible de las empresas básicas como la alternativa industrial no petrolera y de servicios, con una de las mejores infraestructuras del país.

 

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