Washington.-Los bonos verdes son un instrumento financiero de gran potencial en América Latina y el Caribe ante las enormes necesidades de financiación que afronta para adaptarse al cambio climático, por lo que es fundamental aumentar su transparencia para atraer a inversores, destacó este martes el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Por ello, y junto con su brazo privado, BID Invest, el organismo lanzó este martes una herramienta digital, con las siglas GBTP en inglés, que promueve la armonización y estandarización de la información sobre los bonos verdes, ya que ofrece datos sobre el rendimiento, impacto y metodologías de cada uno de ellos en la región.

«Los inversores necesitan saber si estos bonos están teniendo un impacto en la lucha contra el cambio climático», destacó Juan Antonio Ketterer, jefe de la División de Conectividad, Mercados y Finanzas del BID, en la presentación virtual de la plataforma digital.

A nivel global, el mercado de bonos verdes alcanzó en 2020 un récord de emisiones por valor de 1,1 billones de dólares, del que América Latina y el Caribe representa solo 2 por ciento.

Pero la tendencia es claramente ascendente. Hasta ahora la región ha visto una emisión total de 24.000 millones de dólares, y casi la mitad, 10.000 millones, se produjo después de 2019.

«La transparencia lo que genera es un espacio para dar confianza», recalcó Sean Kidney, consejero de la Iniciativa de Bonos Climáticos (CBI en inglés), una organización asociada, en el mismo evento.

Kidney recordó que los bonos verdes son «una idea muy sencilla, un instrumento de deuda en la que estás prometiendo que los beneficios serán usados de una manera determinada», por lo que plataformas como la lanzada por el BID permite a los inversores contar con una «confirmación» al respecto.

Desde 2016, el Grupo BID ha dado fuerte apoyo al mercado de capitales verde de la región, respaldando a más de 30 por ciento de las emisiones en términos de volumen, con ejemplos exitosos en Ecuador, Chile y México.

La crisis desatada por la pandemia y la creciente amenaza del cambio climático han aumentado el apetito de los inversores por este tipo de instrumentos financieros, que ofrecen una alternativa ante la complicada situación de las arcas públicas.

En este sentido, el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, reconoció que «los Gobiernos están encarando duras condiciones fiscales de modo que no podrán financiar la transición hacia una economía sostenible por sí solos».

Las estimaciones recientes apuntan a que los mercados emergentes necesitarán 20 billones de dólares hasta 2030 para afrontar los desafíos que supone el cambio climático, de los que los Gobiernos solo podrán aportar un 25 %.

Claver-Carone indicó que los grandes fondos de inversión globales, que cuentan con amplios volúmenes de capital, están «deseosos» de participar.

«En los próximos cinco años, los Gobiernos tendrán una oportunidad histórica para atraer esas inversiones si ofrecen los incentivos adecuados y claras reglas de juego. Miles de millones de dólares de capital privado podrían llegar a sus países para crear empleos», aseguró el presidente del banco multilateral.

El sector privado deber ser considerado, por tanto, un motor fundamental para lograr una recuperación sostenible.

«Cada vez hay más interés en los bonos sostenibles, al principio eran solo inversores internacionales y ahora cada vez más estamos viendo inversores latinoamericanos. Son vistos como una clara oportunidad para generar crecimiento sostenible», concluyó Gema Sacristán, directora de Negocio de BID Invest.

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