Detalle de un sismógrafo. EFE/Ulises Rodríguez

En los últimos cuatro días, el occidente de Venezuela ha sido escenario de una inusual actividad sísmica que ha puesto en alerta a las autoridades y a la población.

Según reportes de la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis), cerca de 70 sismos se han registrado desde el 24 de septiembre, con epicentros concentrados principalmente en Bachaquero (estado Zulia), así como en zonas de Trujillo, Carora (Lara) y con percepciones en Táchira.

Este fenómeno ha sido identificado como un enjambre sísmico, caracterizado por una serie de temblores que ocurren en una misma región en un corto período de tiempo, sin que necesariamente haya un sismo principal dominante.

En este caso, los movimientos han superado los tres grados en la escala de Richter, generando inquietud especialmente en las comunidades de La Ceiba y Bachaquero, que han registrado la mayor actividad.

Una amenaza conocida: Venezuela, país sísmico

La actividad reciente vuelve a poner sobre la mesa un riesgo que ha sido advertido por expertos desde hace años. De acuerdo con Funvisis, el 80% de la población venezolana vive en zonas de alta amenaza sísmica, lo que eleva considerablemente el nivel de exposición ante un eventual terremoto de gran magnitud.

Esta vulnerabilidad se debe a la presencia de varias fallas tectónicas activas que atraviesan el país, producto de la interacción entre las placas del Caribe y Suramérica. Entre ellas destacan las fallas de Boconó, San Sebastián, El Pilar y Oca-Ancón.

La falla de Boconó: el mayor riesgo geológico del país

De todas estas estructuras, la falla de Boconó es considerada la más crítica. Se extiende a lo largo de unos 500 kilómetros desde la depresión del Táchira hasta el mar Caribe, atravesando buena parte de la región andina venezolana. Esta falla está directamente relacionada con la formación geológica de zonas densamente pobladas, como la ciudad de Mérida, asentada sobre antiguos sedimentos depositados por la actividad tectónica.

La combinación entre esta configuración geológica y el crecimiento urbano en zonas vulnerables convierte a Venezuela en uno de los países con mayor exposición sísmica en América Latina.

La actividad reciente vuelve a poner sobre la mesa un riesgo que ha sido advertido por expertos desde hace años. De acuerdo con Funvisis, el 80% de la población venezolana vive en zonas de alta amenaza sísmica, lo que eleva considerablemente el nivel de exposición ante un eventual terremoto de gran magnitud.

Esta vulnerabilidad se debe a la presencia de varias fallas tectónicas activas que atraviesan el país, producto de la interacción entre las placas del Caribe y Suramérica. Entre ellas destacan las fallas de Boconó, San Sebastián, El Pilar y Oca-Ancón.

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