Tres mujeres conversan sentadas en un banco del parque Melat, en el norte de Teherán. El peligro de una nueva guerra y el posible retorno de las sanciones internacionales contra Irán, debido a la encrucijada nuclear, son temas que agitan estos días las conversaciones entre muchos iraníes, inquietos por lo que podría afectar drásticamente su futuro. EFE/ Aydin Shayegan

El peligro de una nueva guerra y el posible retorno de las sanciones internacionales contra Irán, debido a la encrucijada nuclear, son temas que agitan estos días las conversaciones entre muchos iraníes, inquietos por lo que podría afectar drásticamente su futuro.

En cualquier rincón de Teherán -calles, cafeterías o parques- es fácil escuchar a jóvenes hablando sobre lo que le espera al país y a ellos mismos en los próximos meses.

Kasra, Ali y Farhad, amigos y estudiantes de la Universidad de Teherán, conversan precisamente sobre eso. Sentados en un banco del parque Mellat, observan el atardecer mientras fuman en silencio, interrumpido solo por frases cortas que delatan preocupación.

Cuentan lo que cada uno vivió durante los doce días de guerra con Israel -entre el 13 y el 24 de junio- y su temor de que aquello se repita.

Los tres aceptaron compartir sus impresiones con EFE y coinciden en que la posibilidad de nuevos ataques militares es lo que más les asusta.

Un mes después del conflicto, Farhad, de 23 años, afirma que aún “no se ha desvanecido la posibilidad de una confrontación bélica entre Irán, por una parte, e Israel y Estados Unidos, por otra”.

“El alto el fuego fue muy ¡sorpresivo! y es frágil”, dice.

Kasra asiente y añade: “En cualquier momento puede romperse la tregua”. Hace referencia a las amenazas lanzadas recientemente por las autoridades israelíes.

El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, advirtió el pasado 10 de julio que, si su país debe volver a atacar a Irán, lo hará “con más fuerza”.

Mientras tanto, en Teherán, las autoridades consideran que el alto el fuego podría no ser definitivo y se mantienen en alerta ante una posible agresión.

“Todos estamos esperando la próxima chispa”, asegura Kasra. “Y ojalá me equivoque”.

“Ojalá que no se repita la guerra”, interrumpe Ali, quien describe aquellos doce días como los más difíciles de su vida.

“Fueron días de pesadilla. Estaba atemorizado, preocupado. No podía dormir”, recuerda el joven estudiante de ingeniería mecánica, al igual que sus dos amigos. “La amenaza es real”.

La amenaza del snapback

La guerra no es la única sombra que inquieta a los iraníes. Las sanciones de la ONU, levantadas tras el acuerdo nuclear de 2015, podrían volver a imponerse mediante el mecanismo conocido como ‘snapback’.

Se trata de una opción al alcance de los firmantes del pacto, incluidos los países europeos del E3 -Francia, Alemania y Reino Unido-, que han amenazado con activar el mecanismo a finales de agosto si no hay avances evidentes en las negociaciones nucleares.

Aunque Irán y los europeos han acordado retomar el diálogo este viernes en Estambul, muchos iraníes se muestran escépticos y temen que se restablezca el embargo mundial.

“Si se concreta la activación de las sanciones, estaremos en serios problemas económicos. Ya la inflación nos está aplastando”, advierte Kambiz, de 29 años, empleado en una imprenta del norte de Teherán.

Como ejemplo, menciona la subida del precio del pan desde el inicio del conflicto. “El precio del pan en Teherán se ha duplicado”, señala.

El joven explica que antes de la guerra, un pan sangak costaba 200.000 riales (unos 0,19 euros). Hoy, alcanza los 400.000 (0,38 euros), mientras su salario se mantiene en 120 millones de riales (115 euros) al mes.

“Si vuelven las sanciones internacionales, habrá otra gran devaluación del rial, y con ello, una nueva ola de alzas de precios”, agrega su novia Sheida, caminando de la mano con él.

Las cartas de Teherán

Ante la posible reactivación de las sanciones, en los círculos políticos de Teherán se discuten las cartas que aún puede jugar el país.

El portavoz de la Comisión de Seguridad Nacional del Parlamento iraní, Ebrahim Rezaei, declaró la semana pasada a la agencia Tasnim que una de las opciones estratégicas sería abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Otra posibilidad: aumentar el nivel de enriquecimiento de uranio por encima del 60 %.

Ambas medidas podrían escalar la tensión y acercar al país nuevamente al borde del conflicto, sobre todo cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, ha advertido que responderá con ataques si Irán reinicia su programa de enriquecimiento.

Fue justamente ese argumento el que llevó a EE.UU. a bombardear las instalaciones nucleares iraníes el pasado 22 de junio, en uno de los momentos más críticos del reciente conflicto.

Hoy, el temor vuelve a instalarse entre la población iraní. En cada conversación, se repite la misma pregunta: ¿volverá la guerra?.

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