Bruselas.- Los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) se mostraron hoy de acuerdo en no reconocer la legitimidad democrática del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, pero no lograron adoptar sanciones contra su régimen por fraude electoral y represión por el veto de Chipre.
«Los ministros enviaron una fuerte señal: no reconocemos la legitimidad de Lukashenko (…) Consideramos estas elecciones falsificadas», indicó el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, en una rueda de prensa al término de un Consejo centrado principalmente en la crisis bielorrusa.
Los ministros, que antes del Consejo recibieron a la líder de la oposición bielorrusa en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya, expresaron su apoyo a los ciudadanos en sus aspiraciones democráticas y para que puedan participar en unas elecciones libres y justas, frente al fraude que consideraron que arrojaron las del 9 de agosto, en las que Lukashenko se proclamó vencedor.
Según Borrell, se dijeron impresionados además por la represión observada en el país contra manifestantes, «algo que no hemos visto en años», apuntó.
También dejó claro que «no tenemos una agenda oculta ni buscamos interferir en asuntos internos del país», sino apoyar a los ciudadanos y el inicio de un «diálogo que ayude a resolver la crisis» con respeto a la soberanía del país, por lo que pidió a los socios de Bielorrusia «que no interfieran en asuntos internos porque corresponde a su pueblo decidir».
Borrell reconoció que la situación de Lukashenko es «muy parecida» a la del presidente venezolano, Nicolás Maduro, ya que la UE no reconoce la «legitimidad democrática» de ninguno de los dos, «porque no consideramos que las elecciones hayan sido válidas», lo cual «no quiere decir que no reconozcamos la realidad».
«La realidad es que el señor Lukashenko en Bielorrusia y el señor Maduro en Venezuela tienen el control del Gobierno, la Administración y el territorio», apuntó, y agregó que «tenemos que trabajar con ellos».
«No quiere decir que mañana vayamos a retirar las embajadas», comentó, pero consideró que las relaciones se ven «degradadas».
Borrell confió en que en el próximo Consejo de Exteriores se pueda lograr la unanimidad necesaria para aprobar las sanciones contra Bielorrusia, algo que aseguró que «se está convirtiendo en un compromiso personal» porque en su opinión la credibilidad de la Política Exterior de la UE «está en juego».
El jefe de la diplomacia comunitaria reconoció que Chipre es el país que rompe esa unanimidad al considerar que, «al mismo tiempo, hay que sancionar a Turquía» por las prospecciones de hidrocarburos que lleva a cabo en aguas de su zona económica exclusiva.
Recordó que en una reunión informal en Berlín a finales de agosto, los ministros dijeron que considerarían sanciones contra Ankara si no cambiaba su comportamiento, pero explicó que, al mismo tiempo, hay negociaciones diplomáticas en curso y «muchos países consideran que hay que esperar al Consejo Europeo para abordarlo», dijo en referencia a la cumbre del jueves y viernes en Bruselas.
EFE
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