La empresa insignia de la nación venezolana, una referencia internacional, comenzó su declive, su avance hacia la quiebra, desde que en cadena nacional el expresidente Chávez despidió a la gerencia y al personal técnico formado por la Democracia para garantizar el éxito de una empresa motor del desarrollo nacional, desde ese tiempo para acá, comenzó su caída libre, primero se convirtió en la gallinita de los huevos de oro del gobierno «revolucionario» que con su chequera viajera recorría el mundo repartiendo dólares, a diestra y siniestra, gracias a los altos precios del barril de petróleo, sin considerar que así como los precios subieron también bajaban cómo finalmente ocurrió, dejando a nuestra Venezuela descapitalizada, y endeudada, hasta los tiempos del actual presidente Nicolás Maduro, el cual en lugar de rectificar, le dio continuidad a las políticas entreguistas y regalonas de su antecesor.
PDVSA una empresa que recibieron productiva, ubicada entre las primeras del mundo, hoy destruida, mientras los precios del barril de petróleo repuntan, ahora es improductiva e incapaz de cubrir con las exigencias del mercado interno nacional y mucho menos del internacional que se abre cómo consecuencia de conflictos que circunstancialmente generarán cómo consecuencia que suba el precio del barril de petróleo.
Hemos caído tan bajo que ahora somos importadores de gasolina, sin ningún tipo de planificación, de repente se agotan las reservas de gasolina, y se queda la nación sin combustible, el desorden se les nota por la costura, el país está paralizado.
Ya Los escucharemos en cadena nacional culpando al imperio a la oposición y a Juan Guaidó lo cierto es que no hay gasolina ni para las ambulancias, por la negligencia gerencial de un gobierno destructor, todo lo que toca lo destruye, nada es culpa de la «revolución».
Carlos Chancellor
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