Algo tan banal como es comer cerezas, una fruta tan apetecida por los niños gracias a su sabor agradable, puede degenerar en algo tan peligroso como lo es una obstrucción intestinal, envenenamiento y muerte de un niño.
El árbol de cereza, el cual nace en cualquier sitio de nuestra geografía nacional, una vez que da sus frutos, al madurar estos, son fácilmente consumidos por los pajaritos y los niños. Al cargarse de frutas el árbol de cerezas, los niños toman las frutillas ya sea del suelo o directamente desde sus ramas, sin mucha veces tener la supervisión de las personas mayores, y son consumidas procazmente con todo y semillas.
Las semillas de cereza una vez ingeridas no son digeridas por los ácidos del estómago, pasando indemnes por todo el trayecto intestinal hasta llegar al intestino grueso, donde se apelotonan conformando un bloque de difícil evacuación y extracción, provocando una verdadera obstrucción intestinal que se agrava al colocarle al pacientico enemas evacuantes de composición hidrosoluble, ya que la semilla sufre un proceso denominado imbibición, o sea se llena de agua como una esponja, obstrucción que si no se resuelve en tiempo prudencial pone en peligro la vida del niño, secundario a todos los riesgos que produce una obstrucción intestinal, con proliferación de gérmenes patógenos intraintestinales y al efecto toxico de la misma semilla.
Aparte del riesgo de obstrucción intestinal se suma su efecto toxico per se, ya que la semilla de cereza contiene micro concentraciones de glucósidos cianógenos, que dependiendo la cantidad de semillas que haya ingerido nuestro pequeño paciente, puede producir efectos altamente nocivos en su organismo. La semilla de cereza, al igual que otras semillas como la de albaricoque, melocotón, peras, ciruelas y manzana contienen glucósidos cianógenos, unas toxinas naturales que se transforman en cianuro cuando entran en contacto con las bacterias intestinales. Los síntomas de envenenamiento por cianuro incluyen dolor de cabeza, mareos o confusión, náuseas y vómitos, falta de aliento o respiración rápida, ritmo cardiaco acelerado, convulsiones y calambres abdominales. La dosis letal de esta sustancia altamente toxica es muy pequeña, de 1,5 miligramos por kilo de peso corporal.-
La cereza no es un fruto de la muerte ni mucho menos, pero es importante que los padres y quienes cuidan a los niños sepan a lo que se está expuesto si no se toman las medidas correspondientes, que permitan evitar consecuencias negativas en quien la consume y se traga la semilla en forma inadvertida, tales como sintomatologías de envenenamiento que muchas veces no tomamos en cuenta por no pensar en ello o no hacer una anamnesis adecuamente exhaustiva, o de obstrucción intestinal, de la cual los padres se percatan de esto una o dos semanas después, cuando notan que el pequeño no ha ido al baño como habitualmente lo hace o presenta distensión y dolor abdominal.-
Cualquiera de las dos condiciones que ocurran, el envenenamiento o la obstrucción intestinal, son extremadamente peligrosas para la salud, por lo que deben ser evitadas o resueltas prontamente, ya que sus consecuencias pueden desencadenar la muerte en nuestro pequeño paciente. Todo padre o madre responsable y preocupado por la salud de sus hijos, debe estar al tanto de que esta circunstancia puede ocurrir en cualquier momento, de allí que este artículo fue hecho para recordarles que sean vigilantes de los niños en su desempeño en su hábitat natural, sin olvidar que siempre hay un riesgo implícito en sus actividades habituales, que responsablemente debemos disminuir, por el bien de su salud y su propia vida.-
Hasta la próxima.-
Dr. Hugo Lezama Hernández.
Puericultor y Pediatra. Egresado de la Universidad de Oriente(UDO)
Miembro de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría. Filial Bolívar.
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