Ciudad Guayana.- El 28 de marzo dio inicio la Semana Santa con el Domingo de Ramos y finalizará con el Domingo de Resurrección. Una temporada donde los venezolanos aprovechaban para cumplir con sus tradiciones religiosas, descansar de sus trabajos y pasarla con sus seres queridos.
Durante esta semana se rememora los momentos más importantes de la vida de Jesucristo y establece para los fieles un tiempo, donde sus creencias pueden ser compartidas con la pasión y el amor que tienen hacia la muerte y resurrección de Jesús.
Sin embargo, con la llegada de la pandemia por el covid-19 y las restricciones de bioseguridad que ahora deben cumplir los ciudadanos, provocó que todas estas costumbres cambiaran radicalmente.
Pero de todas maneras se han tratado de mantener fieles a las tradiciones desde sus hogares, cumpliendo con la vigilia, el ayuno, la oración e incluso se han implementado nuevas medidas como el recorrido del Nazareno por las calles en diferentes estados del país.
De esta forma las personas podían mantenerse a una distancia segura en las calles disfrutando de sus tradiciones.
Esta fue una opción para los creyentes que buscaban mantener sus tradiciones pero con las nuevas medidas de seguridad sanitarias y evitar en la medida de lo posible más contagios por el virus.
Semana Santa antes de la “nueva realidad”
Clara Contreras, ciudadana guayanesa y fiel católica desde niña recordó con anhelo los tiempos en que su madre inculcaba sus creencias a ella y sus ocho hermanos.
“Primero buscar ese pescado, no comer carne, hacer nuestro pastel de pescado y morrocoy, bueno hacer todas esas cositas y cumplir con todos los pasos de ir a la iglesia. Buscábamos nuestra palmita y después hacíamos nuestro recorrido en la iglesia”, dijo Contreras.
Agregó que compartían el Jueves Santo con el resto de la familia y que era un momento que todos compartían con cariño. “Ayer Jueves Santo, compartimos en mi casa la comida, pero con algunos de mis familiares, pues la pandemia nos ha obligado a alejarnos y no nos podemos reunir todos”.
Asimismo, mencionó que hacían un recorrido por los siete templos, pero que nuevamente por la pandemia eso no era posible, aunque continuaban cumpliendo con sus rosarios.
Desde otra perspectiva, una mujer de 52 años de edad (quien prefirió no identificarse) alegó que su familia no sigue tradiciones por la Semana Santa, pues aunque sean creyentes (en este caso identificados como cristianos evangélicos) no siguen las costumbres de los fieles católicos.
A pesar de esto, añadió que la Semana Santa siempre ha sido un tiempo para disfrutar en familia.
“Nosotros tenemos un pequeño campo más allá de Upata y en esta semana, la familia se reunía para hacer como campamentos. Los sobrinos se divertían y nosotros éramos simplemente felices de verlos jugar entre ellos”, dijo.
La señora adicionó que ahora solo se quedaban en sus casas, pues “por ahora es mejor que estar sanos que arriesgarnos, nadie quiere perder más seres queridos en medio de esta catástrofe”.
Estos son el reflejo de cientos de familias que viven un año más con una Semana Santa en pandemia, donde sus tradiciones, rutinas y rituales cambiaron en la forma pero no en la esencia, pues desde casa continúan en ese respeto y reconocimiento a la vida y muerte de Jesucristo.
Ruth Meyerowitz
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