Tras años congelado, el conflicto en Siria se ha reactivado con una ofensiva insurgente en el noroeste que incluso sorprendió a las propias facciones islamistas que la protagonizan por lo rápido que colapsó el Ejército sirio al alcanzar la ciudad de Alepo. Este «éxito» ha dado a la oposición una «nueva confianza» que puede cambiar «la dirección» de trece años de guerra.
«Creo que el objetivo fue limitado al principio, y no pensaron necesariamente que fueran a capturar Alepo, pero es lo que pasó, y a los insurgentes les sorprendió la velocidad del colapso de las primeras líneas de las fuerzas del Gobierno sirio. Ahora intentan tomar tanto territorio como sea posible», asegura a EFE el experto en Siria e investigador del Middle East Forum (Foro de Oriente Medio) en Filadelfia, Aymenn Jawad Al Tamimi.
El pasado miércoles, una coalición liderada por el Organismo de Liberación del Levante -grupo respaldado por Turquía y creado en 2016 tras escindirse del Frente al Nusra, la que fuera filial de Al Qaeda en Siria- inició una ofensiva contra posiciones del Ejército leal al Gobierno del presidente Bachar al Asad.
En pocos días ya controlan la totalidad la provincia de Idlib -bastión opositor-, y han entrado en Alepo -la segunda ciudad del país- y en el norte de la provincia de Hama.
Los objetivos y el «éxito» de la ofensiva
Broderick McDonald, investigador asociado del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización (ICSR, en inglés) del King’s College de Londres, dice a EFE que los objetivos iniciales de la ofensiva eran «ampliar la zona tapón en la periferia de Alepo occidental y reducir el bombardeo de Idlib por el régimen de Al Asad».
Pero los rápidos avances del Organismo de Liberación de Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe) y sus aliados en la ciudad de Alepo «les han dado impulso para seguir avanzando hacia el sur hasta las afueras de Hama».
Este «éxito» de la ofensiva ha dado a la oposición armada «una nueva confianza en que puede desafiar de forma significativa al régimen y salir del noroeste de Siria, cambiando significativamente la dirección de la guerra civil siria, que ha visto cómo los frentes se congelaban en gran medida en los últimos cinco años».
Además, la toma de ese territorio les ha dado también «un impulso que podría cambiar el rumbo de la guerra civil en el futuro», asevera McDonald.
Durante esta más de una década de conflicto, se han sucedido diferentes ofensivas, las últimas entre 2019 y 2020: una turca contra los kurdosirios -enemigos de Turquía- en el norte del país y otra del Ejército sirio -apoyado por Rusia e Irán- contra bastiones opositores en el noroeste del país árabe.
¿Luz verde de Turquía?
De acuerdo a ambos analistas, el HTS llevaba tiempo preparando esta ofensiva.
Pero, ¿ha contado con la luz verde de Turquía? Para Natasha Hall, investigadora sénior del Programa para Oriente Medio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, en inglés), «Ankara no ha intervenido directamente ni ha detenido la ofensiva rebelde. Podría haber dado luz verde inicialmente a la ofensiva militar para presionar a Al Asad en las negociaciones, pero es probable que todos se hayan visto sorprendidos por el éxito de la ofensiva», indica a EFE.
Al Tamimi dice: «Creo que Ankara aprobó la idea de una ofensiva para presionar al gobierno de Al Asad porque las conversaciones en torno a la normalización se estancaron».
Sin embargo, el Gobierno turco se ha desvinculado de esta campaña militar.
Los expertos hacen referencia a cómo Turquía está buscando restablecer las relaciones con Damasco, pero Al Asad ha pedido como condición la retirada de las tropas turcas del norte de Siria y el fin de su apoyo a grupos opositores a los que su Gobierno y Rusia califican de «terroristas», por lo que todo diálogo quedó estancado.
Al Asad, ¿caerá?
Los tres analistas coinciden: no será el fin del Gobierno de Al Asad.
«Mientras apoyen Irán y Rusia al gobierno (sirio), no va a caer. Y no creo que los insurgentes vayan a capturar la capital» Damasco, apunta Al Tamimi.
Hall destaca que «numerosos actores extranjeros tienen interés en que el régimen permanezca en el poder, incluidos los que son percibidos como sus enemigos. Por lo tanto, dudo mucho que esta ofensiva conduzca al derrocamiento del régimen de Al Asad».
Por su parte, McDonald recuerda que HTS es también «una entidad designada terrorista, actualmente en la lista de las Naciones Unidas, la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Japón y otros».
Por ello, resulta «difícil imaginar» que «pueda llegar a dirigir toda Siria, dada la oposición a la que se enfrenta por parte de los sirios de a pie y de la comunidad internacional», concluye.
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