Moscú.- La oposición bielorrusa lanza una campaña nacional e internacional contra el presidente, Alexandr Lukashenko, que incluye nuevas protestas, un referéndum y sanciones contra la considerada última dictadura de Europa.
«Debemos entender que Lukashenko, como cualquier dictador, quiere permanecer en el poder hasta el último día de su vida. Está enfermo de poder, ese es el principal problema de Bielorrusia», aseguró a Efe Pável Latushko, exministro de Cultura y dirigente opositor exiliado en Polonia.
Lukashenko, en el poder desde 1994, aprovechó la llegada del crudo invierno para cerrar filas y aprobar leyes contra las protestas, apelar a la lealtad del Ejército y el KGB, plantear una posible renuncia a la neutralidad del país, recrudecer la represión de cualquier disenso político y, como única concesión, anunciar un plebiscito constitucional para 2022.
«Moscú le obliga a reformar la Constitución (…). Lukashenko intenta crear la ilusión de cambio para satisfacer las expectativas del Kremlin. Pero estoy convencido de que para (el presidente ruso, Vladímir) Putin, ya no es rentable», señala.
RECUPERAR LA CALLE
La oposición, esparcida entre Varsovia, Vilna, Riga y Kiev desde la represión que siguió a las multitudinarias protestas contra el fraude en las elecciones presidenciales de agosto de 2020, quiere recuperar la iniciativa y la calle, aunque es consciente de que, mientras cuente con el apoyo del Kremlin, Lukashenko seguirá recurriendo a la mano dura.
«Bielorrusia se está convirtiendo en una junta militar. Pero las protestas nunca han cesado. Los bielorrusos no se rinden y siguen protestando, de día y de noche», asegura Latushko.
La oposición ha convocado un acto de protesta, «Por la libertad», para el 25 de marzo, cuando se celebra el aniversario de la efímera independencia de la que disfrutó este país en 1918 después de la Revolución Bolchevique.
«Los bielorrusos tienen derecho a la autodefensa. La gente que proteste ese día en Minsk y en otras ciudades se arriesga. Las autoridades ya han informado del hallazgo de armas y trilita. Somos el único país de europa donde sigue existiendo el KGB. Pero, de todas formas, la gente saldrá a la calle», insistió.
Latushko, antiguo embajador concurrente en Francia y España, cifra en «decenas de miles» los bielorrusos represaliados por motivos políticos -35.000 detenidos desde agosto, según Interior-; nueve los bielorrusos muertos durante las protestas; 1.800 los que han denunciado torturas y 200 las empresas cerradas por sumarse a las huelgas.
CAMPAÑA CONTRA EL RÉGIMEN
Otras medidas de la campaña opositora incluyen las presiones económicas de forma que las compañías europeas -Latushko citó a alemanas, francesas y noruegas- dejen de hacer negocios con Lukashenko y las sanciones contra todos los funcionarios implicados en la represión.
Latushko se propone que Occidente reconozca al régimen bielorruso como «terrorista» y que se cree un tribunal «ad hoc» para juzgar «todos los crímenes» cometidos por las autoridades, para lo que será necesario contar con una base de datos, algo en lo que ya están Alemania, Dinamarca y Holanda.
«Como Lukashenko ha privado al pueblo bielorruso del derecho a votar, también celebraremos un referéndum digital», adelanta.
A los bielorrusos se les preguntará si quieren una república parlamentaria donde haya limitación de mandatos presidenciales, si el país mantendrá su neutralidad, si derogan la pena de muerte y optan por la alianza con Rusia o con la Unión Europea (UE).
GRITO DE AYUDA A EUROPA
Latushko confesó su decepción con la UE. Recordó que después de las elecciones presidenciales de 2010, en las que Lukashenko ordenó detener a todos los candidatos opositores, Occidente adoptó duras sanciones contra Minsk en el plazo de un mes.
«Han pasado siete meses y hasta ahora no se han aprobado instrumentos reales de influencia sobre el régimen. Lukasenko tiene miedo, pero sólo teme a un socio fuerte. Ese actor fuerte puede y debe ser la UE si utiliza todos los instrumentos de presión personal sobre Lukashenko (…) Europa puede hacerlo. ¿Por qué no lo hace?», señaló.
El opositor se pregunta por qué Bruselas no ha creado aún un grupo de alto nivel para viajar a Moscú y Minsk, y encontrar una solución negociada a la crisis.
«Cada día hay condenas políticas, miles de bielorrusos están en prisión, hay cientos de miles de víctimas. Se está produciendo el exterminio del pueblo bielorruso. ¿Y Europa? Europa es solidaria. ¿Pero puedes ser la solidaridad el único instrumento de acción?¿Qué es más importante, el dinero o los derechos humanos?», señaló.
LA RESPUESTA DE LUKASHENKO
Lukashenko advirtió esta semana que la amenaza en los próximos meses vendrá «desde dentro» y llamó a los militares a no permanecer «sentados en las guarniciones militares y esperar a que alguien cruce (…) la frontera y entonces empuñar el rifle y empezar a combatir».
«Esta es una directa violación de la Constitución. Es decir, instruye al Ejército a participar en el aplastamiento de las protestas pacíficas», denuncia Latushko.
El opositor dijo tener en su poder un documento secreto por el que se ordena al KGB, a la policía y el Ejército la creación de «brigadas móviles» para aplastar las protestas durante esta primavera.
«Cuando dice que el enemigo está dentro, sólo significa una cosa, en calidad de enemigo ve al pueblo bielorruso», afirma.
Ignacio Ortega EFE
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