Copenhague.- El Parlamento sueco rechazó este martes una moción de censura contra el ministro de Justicia e Interior, Morgan Johansson, y evitó así una crisis de Gobierno, ya que la primera ministra, Magdalena Andersson, había amenazado con la dimisión del Ejecutivo socialdemócrata en minoría si esa iniciativa salía adelante.

La moción obtuvo 174 votos por 97 en contra, 70 abstenciones y 8 ausencias, pero se quedó a uno de la mayoría de la Cámara, condición establecida por el sistema sueco para que pueda prosperar.

El resultado era esperado, después de que el Gobierno cerrase a última hora un acuerdo con la diputada independiente Amineh Kakabaveh, que comprometió su abstención.

Kakabaveh justificó su decisión por el compromiso del ministro en cuestiones de género y violencia machista y porque los socialdemócratas le han asegurado que no habrá cambios en la relación con los movimientos kurdos.

Ese último aspecto ya fue fundamental para que la diputada, de origen kurdoiraní, permitiera en noviembre pasado que el actual Gobierno fuera elegido por el Parlamento y es uno de los motivos a los que alude Turquía para vetar el ingreso de Suecia a la OTAN.

Suecia y Finlandia rompieron hace semanas con su histórico no alineamiento anunciando su solicitud de entrada en la Alianza, justificada por la intervención militar rusa en Ucrania, pero Ankara mantiene su veto, exigiéndoles un giro en su política hacia los kurdos, incluido el apoyo a las milicias en Siria, a las que estos países y el resto de la Unión Europea no consideran terroristas.

«Suecia está en una situación de vulnerabilidad y necesita un Gobierno fuerte, por eso es bueno que el ministro de Justicia pueda seguir con su trabajo», dijo Andersson, que hace unos días había acusado a la oposición de «irresponsable» por impulsar una moción en medio de las negociaciones para entrar en la OTAN y a tres meses de las elecciones generales.

Andersson, primera mujer en dirigir un Ejecutivo en Suecia, encabeza un Gobierno con algo más de una cuarta parte de los escaños del Parlamento, tras una crisis provocada por la salida de la coalición de los verdes y de tener que dimitir unas horas después de haber sido elegida por primera vez.

Suecia vive una situación de inestabilidad política desde hace años por el «cordón sanitario» de varios partidos a la ultraderecha, que ha permitido que un Ejecutivo rojiverde en minoría gobernase desde 2014 con el socialdemócrata Stefan Löfven a la cabeza.

Löfven se convirtió en junio pasado en el primer jefe de Gobierno en ejercicio en perder una moción de censura en Suecia, aunque regresó al poder dos semanas después, hasta que en agosto anunció de forma inesperada que dejaría el cargo para allanarle el camino a su sucesor de cara a las elecciones.

En los últimos dos años el aislamiento a la ultraderecha se ha ido resquebrajando, con conservadores y democristianos a la cabeza, pasando de los primeros contactos exploratorios a negociar unos presupuestos.

 

EFE

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