Tignes, Francia. El Tour disfrutó del primer día de descanso en los Alpes después de una semana intensa, con fuertes emociones, sobresaltos y caídas que dejaron conclusiones contundentes. El esloveno Tadej Pogacar se ha encargado, con su enorme clase y poderío, de encarrilar su doblete en París, mientras, sus enemigos se resignan a pelearse por la segunda plaza.

¿Está decidido el Tour?. Es el debate que se maneja en una jornada de reposo muy esperada y necesaria. El pelotón está magullado, encogido por el frío y las lluvias. Un ciclista de 22 años, ganador del Tour 2020 en la última jornada, se ha disparado hacia la renovación del título. Pocos lo dudan. Sus rivales lo aceptan. Salvo accidente o lesión, la suerte está echada. «Está a otro nivel».

No obstante, y por hacer honor a la prudencia, Pogacar afirma que aún no ha ganado, que el Tour es el Tour y que aún pueden pasar muchas cosas. Razón tiene, pero a su alrededor hay una especie de solar. Con sus demostraciones en La Colombiere camino del Grand Bornand y en Tignes, la general canta la realidad.

Pogacar luce su maillot amarillo con 2.10 minutos sobre el héroe ganador en Tignes, el australiano Ben O’Connor. La tercera plaza, que ocupa el colombiano Rigoberto Urán ya se aleja a los 5.18. Y en esas marcas siguen el danés revelación Jonas Vingegaard, el ecuatoriano Richard Carapaz y el español Enric Mas, sexto a tan solo 29 segundos de las estancias de honor.

Los esquemas previos a la salida en Brest saltaron pronto por los aires. Una caída en a tercera etapa mermó seriamente a Primoz Roglic, quien terminó retirándose. El mismo accidente redujo al anonimato de Geraint Thomas, Richie Porte y Tao Geoghegan. Ni el Jumbo Visma ni el potente Ineos han podido desplegar su potencial.

SE BUSCAN NOMBRES PARA 2 PLAZAS DE PODIO

Queda mucho Tour, dicen aquellos que ven la vertiente más optimista. Pogacar es humano y puede fallar, o ser víctima de una emboscada, pero, ¿quién puede desbancar al fenómeno del UAE Emirates?; y sobre todo, ¿cómo se consigue eso con el potencial del líder?.

De momento hay casi una decena de corredores en el margen de menos de 2 minutos que se van a fajar por acompañar a Pogacar en la foto de París. En ese grupo está el español Enric Mas, sexto a 5.47 del líder y a 29 segundos del tercer puesto de Urán. El mallorquín va en progresión y puede lograr su gran objetivo.

«Pogacar no me tiene comida la moral, se ha mostrado superior, pero cualquiera puede tener un día malo y perder una minutada», se animó Enric Mas desde el hotel de Tignes.

Otros corredores aspiran a lo mismo desde la periferia actual del cajón, el caso de Vingegaard, ahora con los galones del Jumbo tras el hundimiento de Van Aert, del ecuatoriano Carapaz, reducido por Pogacar en sus ataques, de holandés Kilderman y el kazajo Lutsenko.   

Entre los españoles, se mantiene al alza Pello Bilbao (Bahrain), un corredor diesel que después del Giro está dispuesto a meterse en el top 10. Es undécimo a 8.38. Más alejados aparecen el incombustible Jonathan Castroviejo, puesto 21 y Ion Izagirre, segundo en Le Grand Bornand, en el 24.

EL MONT VENTOUX ESTRELLA DE LA SEGUNDA SEMANA

Este martes regreso a la actividad con una teórica jornada tranquila entre Albertville y Valence, con un trayecto de 190 kilómetros propicio para que vuelvan los esprinters o aparezcan los aventureros. La figura de la semana llegará por partida doble el miércoles. El día del Mont Ventoux.

El gigante de Provenza, plagado de leyendas en la historia del Tour, no será meta de la undécima etapa que empieza en Sorgues y termina en Malaucène, pero se subirá dos veces. Este monte vuelve al Tour después de aquella escena de 2016 en la que Chris Froome hubo de correr a pie tras romper su bicicleta en un choque con un motorista.

La «montaña calva», temible con calor, con viento, temible en si misma siempre, retará a los favoritos con un ascenso de 21 kilómetros serpenteando por el bosque al 5 por ciento de desnivel. Tras bajar a Bedoin llegará el ascenso clásico, de categoría especial (15,6 kms al 8,7. Desde la cumbre, a 1910 metros, los corredores, por primera vez desde 1994, bajarán hasta Malaucene.

Será una de las jornadas clave de un Tour que después de un par de oportunidades para los velocistas enlazará con los Pirineos para afrontar la montaña restante y la crono en la víspera de la llegada a París. Pogacar, con paso firme, camina hacia la gloria.

EFE noticias

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