Madrid, España. Campeonatos de fútbol, baloncesto, balonmano, carreras ciclistas, la campaña completa de tenis sobre tierra, preolímpicos de todos los deportes han ido cayendo como fichas de dominó ante la feroz arremetida del COVID-19, que acecha ya a su última gran presa: los Juegos Olímpicos de Tokio.
El coronavirus se cobró este martes dos piezas mayores con pocas horas de diferencia, la Eurocopa y la Copa América. Ahora puede concentrar toda su potencia de fuego sobre el gran trofeo, los Juegos Olímpicos, que mantienen sus fechas contra viento y marea, en un ejercicio de voluntarismo compartido por el COI y las autoridades japonesas.
Con muy pocas discrepancias, el COI no para de emitir consignas animando a los deportistas olímpicos a que entrenen duro porque los Juegos -reitera- se celebrarán con arreglo al programa previsto, del 24 de julio al 9 de agosto, y, ya puestos a pedir, con público en las gradas.
Pero la postura de los atletas se mueve entre la firme oposición y la respuesta más airada.
Son cada vez más las voces que en el mundo del deporte acusan al COI de vivir al margen de la realidad, de no percatarse del crecimiento exponencial de las víctimas mortales del coronavirus en todo el mundo y de las restricciones de movilidad que impiden a los deportistas llevar a cabo sus entrenamientos justamente en un periodo de carga de trabajo con miras a los Juegos.
Los dos campeones de Europa de 20 km marcha, los españoles Álvaro Martín y María Pérez, reclaman el aplazamiento de los Juegos porque consideran que en momentos «tan terribles» como estos, los deportistas no podrían competir en pie de igualdad en Tokio.
«Con todo el dolor del mundo, creo que es necesario que se aplacen los Juegos Olímpicos. No estamos todos los países en la misma situación. Unos se recuperarán antes, otros más tarde… y así no estamos en pie de igualdad», afirmó el atleta español.
La medallista olímpica canadiense e integrante de la comisión de atletismo del Comité Olímpico Internacional (COI) Hayley Wickenheiser calificó de «irresponsable» seguir adelante con las fechas de Tokio 2020.
«El hecho de que el COI insista en que esto siga adelante, con semejante convicción, es desconsiderado e irresponsable», afirmó la estrella del hockey canadiense.
Sonia O’Sullivan, gloria del atletismo irlandés (subcampeona olímpica de 5.000 en Sídney 2000), asegura que el aplazamiento es la respuesta más justa a la crisis del coronavirus. Para ella, «lo más justo sería celebrar los Juegos en 2021».
Ramón Cid, antiguo saltador de triple y exseleccionador español de atletismo, explica en un tuit: «Garajes, salones, escaleras, patios…a escondidas. Nuestros atletas han asumido mayoritariamente la situación y renuncian a lo que ha sido la ilusión de toda su vida por el bien común. Si, además de lo comercial, queda algo de estos «principios», APLAZAR. Y a continuación recoge los siete principios fundamentales del Olimpismo.
Según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de casos globales de COVID-19 ha superado la barrera de los 200.000 en todo el mundo, y el de muertos se aproxima a los 9.000. El 80 por ciento, concentrados en Europa y el Pacífico Occidental.
Para contener la expansión de los contagios, principalmente en Europa pero cada día más en todo el mundo, se han clausurado instalaciones y centros de alto rendimiento donde los deportistas de elite preparaban la cita olímpica, para la que no han ahorrado sacrificios durante cuatro años.
El SOS lanzado por los atletas, por el momento, está cayendo en saco roto. Este mismo martes el COI ha reiterado que sigue adelante con los preparativos y, a cuatro meses de la ceremonia inaugural, considera que «aún no es necesario tomar decisiones drásticas».
El organismo con sede en Lausana «anima a todos los deportistas a seguir preparándose para Tokio lo mejor que puedan».
Sin embargo, la presión creciente de todos los sectores, y especialmente de los grandes protagonistas de los Juegos, los deportistas, amenaza con derribar el inmovilismo del COI. Los Juegos son el último gran trofeo que quiere cobrarse el coronavirus, y todas sus armas apuntan ya al corazón de Tokio.
EFE noticias
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