El presidente saliente de Madagascar, Andry Rajoelina, ganó por mayoría absoluta las elecciones del pasado día 16 que boicoteó gran parte de la oposición, según los resultados provisionales finales publicados hoy por la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI).
Rajoelina, líder del partido Tanora Malagasy Vonona (TGV, Jóvenes Malgaches Dispuestos), obtuvo el 58,95 % de los votos (2.856.090), según anunció la CENI en su sede en la capital malgache, Antananarivo.
Con ese resultado, que aún debe avalar el Alto Tribunal Constitucional, el mandatario saliente evitaría una segunda vuelta electoral y conseguiría un segundo mandato de cinco años.
Marc Revalomanana
La segunda posición corresponde al exyudoca Siteny Randrianasoloniaiko, que se adjudicó el 14,40 % de los sufragios (697.453).
El expresidente Marc Ravalomanana, que pidió el boicot de las elecciones, ocupó el tercer lugar con el 12,10 % (586.273).
Los diez aspirantes restantes quedaron muy rezagados en el escrutinio de los comicios, cuya tasa de participación se situó en el 46,36 % de los algo más de once millones de electores registrados.
Este viernes, once candidatos ya adelantaron que no reconocerán los resultados de unas elecciones -según alegan- plagadas de irregularidades.
«No nos quedaremos de brazos cruzados ante el fraude electoral y la corrupción», advirtió hoy Randrianasoloniaiko, uno de esos once aspirantes descontentos.
Océano Indico
Las votaciones se celebraron en medio de tensión política en esta enorme isla del océano Índico ubicada frente a Mozambique, tras una campaña marcada por las protestas contra el mandatario saliente y el llamamiento al boicot de las elecciones por parte de diez candidatos opositores, entre ellos el expresidente Ravalomanana.
Esos diez candidatos a la Presidencia se unieron el pasado septiembre en una coalición contra Rajoelina, al que acusan de estar detrás de un plan para modificar los resultados electorales a su favor, y organizaron protestas a menudo dispersadas con gases lacrimógenos por las fuerzas de seguridad del país.
Las tensiones empezaron en septiembre, cuando Rajoelina dimitió por exigencia constitucional para poder buscar su reelección y el presidente del Senado rechazó el cargo de jefe de Estado por «motivos personales», si bien reveló un mes más tarde haber recibido amenazas contra él y su familia para forzarlo a tomar esa decisión.
El primer ministro de Rajoelina, Christian Ntsay, se convirtió en el nuevo jefe de Estado interino, un movimiento que, según la oposición, permite al presidente dimisionario realizar un fraude electoral.
Las elecciones se iban a desarrollar, en principio, el 9 de noviembre, pero el Alto Tribunal Constitucional ordenó el pasado 12 de octubre el aplazamiento hasta el día 16, después de que un candidato, Andry Raobelina, resultara herido por la Policía en una protesta de la oposición.
En las semanas previas a la votación, la Policía utilizó gases lacrimógenos para disolver manifestaciones de partidarios de la oposición que sostienen que Rajoelina debía haber sido descalificado en la votación porque adquirió la nacionalidad francesa en 2014.
Golpe de Estado
Sus críticos sostienen que esa circunstancia contraviene la Constitución y cuestiona su integridad a la hora de reivindicar la soberanía de islas del océano Índico que aún controla Francia, la exmetrópolis.
Sin embargo, el Alto Tribunal Constitucional rechazó varias demandas favorables a declarar nula su candidatura por la doble nacionalidad.
Rajoelina, un expinchadiscos de 49 años, llegó por primera vez al poder en un golpe de Estado en 2009 que derrocó a Ravalomanana, y dimitió en 2014 como líder de una autoridad de transición.
El mandatario obtuvo su primer mandato tras ganar las elecciones de 2018, en las que venció a Ravalomanana.
La Constitución malgache prevé un máximo de dos mandatos presidenciales de cinco años.
El líder malgache se presentó a las elecciones de este noviembre con el lema «Madagascar hacia un desarrollo seguro», pese a que el país sigue siendo uno de los más pobres del mundo.
Es más, la suspensión del turismo durante la crisis de la covid-19 y la caída de las exportaciones de la vainilla -Madagascar es el primer productor mundial de este producto- no ha hecho más que ampliar la brecha entre ricos y pobres.
Asimismo, los cortes de electricidad se han convertido en algo habitual en la isla, lo que ha frenado su desarrollo económico.
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