El primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, salió este viernes nuevamente en defensa de la Guardia Costera de su país y justificó el asesinato del bebé venezolano que iba junto a su madre en un peñero rumbo al país caribeño. 

Para Rowley, la actuación de los funcionarios fue «legal» y «apropiada». 

«No sé qué oficial apretó el gatillo. Pero sé que ese oficial sentiría el dolor de saber que el resultado de esa acción, esa acción legal, esa acción apropiada para defender a Trinidad y Tobago, resultó en la muerte de ese niño y en ser llamado asesino. Lo rechazo, lo rechazo, y lo rechazo“, expresó el mandatario en declaraciones ante los medios de comunicación.

Tres tripulantes adultos que iban en la embarcación afirman que la Guardia Costera disparó, al menos, 20 veces, contra el bote que cargaba a 37 venezolanos, 20 de ellos menores de edad. 

En declaraciones presentadas por el abogado y equipo defensor de la tripulación, los connacionales Luis Alexis Ramírez Cabral, de 52 años, Katiuska Daniela Gutiérrez, de 22 años y Lesbia Margarita Saavedra, relataron que al momento de la salida de la embarcación desde Tucupita, uno de los motores presentó grandes dificultades y se cortaba continuamente. 

«Al acercarse a las inmediaciones de Moruga, Trinidad, en el océano, el motor mencionado volvió a cortarse y tuvieron dificultades para moverse en el agua. Mientras se acercaban lentamente, oyeron una fuerte voz seguida de dos bengalas. Una bengala fue lanzada al aire y la otra bengala fue disparada hacia su barco», narra la declaración recogida por el medio local Trinidad Express.

Poco después de ver las bengalas oyeron fuertes ruidos y se dieron cuenta de que la embarcación que se acercaba (La de los oficiales) y que había lanzado las bengalas, estaba disparando a su barco. «Entonces se dieron cuenta de que era la embarcación del TTCG, ocupada por unos seis oficiales. Todas las personas intentaron ponerse a cubierto en la embarcación después de que se efectuaran unos 20 disparos contra su barco. En ese momento, la embarcación de la Guardia Costera estaba a unos 30 metros de distancia. Se indicó que la Guardia Costera sólo dejó de disparar al oír a una mujer que exclamaba y lloraba que le habían disparado a su hijo».

Seguidamente, la embarcación de guardacostas se acercó lentamente al barco y al darse cuenta de lo que había sucedido, que el bebé había sido disparado, pidieron ayuda a una segunda embarcación mucho más grande.

«En ningún momento tenían ningún arma ni dispararon contra la embarcación de la Guardia. En ningún momento dejaron caer nada de su barco».

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