Berlín, Alemania. El debate sobre la sucesión de Joachim Löw al frente de la selección alemana ha quedado abierto después de que la Federación Alemana de Fútbol (DFB) anunciara que dejará el cargo después de la Eurocopa de este verano.
Los nombres que más se barajan son los de Lothar Matthäus, Hansi Flick y Jürgen Klopp, aunque este ha dicho que no está disponible para el cargo.
Curiosamente el nombre de Matthäus puede ser el que más se aproxime al perfil clásico del seleccionador alemán, si se hace un repaso de los antecesores de Löw.
Tres seleccionadores -Franz Beckenbauer, Rudi Völler y Jürgen Klinsmann- llegaron al cargo con el único crédito de haber sido campeones del mundo como jugadores y sin ninguna experiencia en los banquillos. Beckenbauer y Völler no tenían ni siquiera licencia de entrenador.
Matthäus sí ha sido entrenador, aunque no a muy alto nivel, y hace tiempo que se ha dedicado a su actividad como comentarista y lejos de los banquillos.
Su relación con la mayoría de los internacionales parece ser buena, está al día en lo que ocurre en el fútbol alemán y, lo mismo que ocurría con Beckenbauer -campeón del mundo en 1990- tiene la autoridad que puede tener un mito.
A favor de Klopp habla el éxito que tuvo en su momento en el Borussia Dortmund -dos veces campeón alemán y una vez finalista de la Liga de Campeones- y luego en el Liverpoool, un título de la liga inglesa y otro en la Liga de Campeones.
A favor de Flick su sextete con el Bayern, que consiguió sin mayor experiencia previa como primer entrenador, y, además, su paso por la selección como segundo de Löw que los convierte de hecho en el candidato ideal.
Flick, al igual que Klopp, tiene contrato vigente. Ha admitido que en algún momento asumir la selección podría ser interesante para él, pero la pregunta es si estaría interesado en hacerlo después de esta temporada.
La revista «Sport Bild» considera que, si Flick pidiera la carta de libertad para convertirse en seleccionador, el Bayern se la daría como muestra de agradecimiento.
Flick, lo mismo que Klopp, sería el primer entrenador en llegar al cargo de seleccionador alemán tras ganar una Liga de Campeones y tras lograr la Bundesliga, lo que muestra algo curioso y es que hasta ahora los éxitos a nivel de clubes han sido algo secundario a la hora de elegir el responsable de la selección.
Ni Udo Lattek ni Ottmar Hitzfeld ni Otto Rehagel, en su momento los entrenadores más exitosos en Alemania, fueron seleccionadores alemanes. Tampoco lo fue Jupp Heynckes y Christoph Daum, que estuvo a punto de serlo, no llegó a asumir el cargo.
Sepp Herberger, campeón mundial en 1954, llegó a la selección tras haber sido segundo de su antecesor Otto Nerz. Helmut Schoen, campeón de Europa en 1972 y campeón del mundo en 1974, había sido segundo de Herberger. Jupp Derwall, campeón de Europa en 1980, también había sido segundo de Schoen.
Después vino Beckenbauer, luego Berti Vogts -que juntaba tanto el hecho de haber sido campeón del mundo como jugador como experiencia como seleccionador en las categorías inferiores- y después Erich Ribbeck, el único que tenía un pasado importante a nivel de clubes y a la vez el que peor resultados tuvo como seleccionador.
En 2006, cuando Löw asumió el cargo, lo que hablaba a su favor era el haber sido segundo de Klinsmann más que una carrera con algunos éxitos, una Copa de Alemania con el Stuttgart y títulos e Austria y Turquía, pero más bien discreta a nivel de clubes.
También hay otros candidatos, como Ralph Ragnick, cuya ventaja principal es estar disponible y que ha sido propuesto por Matthäus que, a su vez, ha sido propuesto por Mehmet Scholl.
Rangick ganó una Copa de Alemania con el Schalke, en 2013, y más tarde ha sido el arquitecto de los proyectos del Hoffenheim y del RB Leipzig en el proceso de los dos equipos para ir ascendiendo desde las categorías inferiores hasta la Bundesliga.
EFE noticias
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