“En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: ¡ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes cierran a la gente el Reino de los Cielos. No entran ustedes, ni dejan entrar a los que querrían hacerlo. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes recorren mar y tierra para ganar un pagano, y cuando se ha convertido, lo transforman en un hijo del demonio, mucho peor que ustedes. ¡Ay de ustedes, que son guías ciegos! Ustedes dicen: Jurar por el Templo no obliga, pero jurar por el tesoro del Templo, sí. ¡Torpes y ciegos! ¿Qué vale más, el oro mismo, o el Templo que hace del oro una cosa sagrada? Ustedes dicen: Si alguno jura por el altar, no queda obligado; pero si jura por las ofrendas puestas sobre el altar, queda obligado. ¡Ciegos! ¿Qué vale más, lo que se ofrece sobre el altar, o el altar que hace santa la ofrenda? El que jura por el altar, jura por el altar y por lo que se pone sobre él. El que jura por el Templo, jura por él y por Dios que habita en el Templo. El que jura por el Cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él”
Reflexión hecha por: Luis Perdomo. Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
La Iglesia universal, celebra hoy, la fiesta entre otros santos en honor a San Agustín de Hipona. Obispo y doctor de la Iglesia, conocido como el «Doctor de la Gracia» fue el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y según de la opinión de Antonio Livi, fue uno de los más grandes genios de la humanidad. Y es que Agustín fue un autor prolífico, dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo “Confesiones” y “La ciudad de Dios” sus obras más destacadas. Nació en Tagaste, el 13 de noviembre del 354, y murió en Hipona el 28 de agosto del 430.
Y en la liturgia diaria meditamos los textos de: 1Ts 1,1-5.8b-10; Sal 149 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo capítulo 23, del verso 13 al 22. En el que se relata una serie de “Ayes” que JESÚS, emite en contra de quienes se creen muy instruidos en el conocimiento de la Ley, pero que, con su práctica y anti-testimonios en vez de lograr atraer a alguien hacia los caminos de Dios, más bien logran apartarlo y condenarlo.
Esos intérpretes de la Ley, muy escrupulosos en aparentar su observancia, tienen en sus manos las llaves que permite someterse a la Autoridad Benévola de DIOS, pero se comportan como guardianes rigurosos, alejando a la gente y quedándose también ellos afuera, como dice el dicho popular: “ni lavan, ni prestan la batea”. Y a sus seguidores quieren modelarlos a su propia semejanza ritualista e hipócrita, creando una religión miope y vacía de espiritualidad. Son ciegos guiando a ciegos que al final terminan cayendo todos en los pantanos de la incertidumbre y la condenación.
Con sus “Ayes” JESÚS rememora el estilo que usaban los profetas para anunciar desgracias a quienes, por su mala conducta, las iban buscando, y al mismo tiempo pone en alerta a todos aquellos que sintiéndose atraídos por el conocimiento de muchos maestros de la Ley y la elocuencia de sus discursos, pudieran estar labrando su propia condenación. Y por eso es que, las denuncias de JESÚS, resuenan como latigazos, contra escribas y fariseos, no solo sobre los de aquel tiempo, sino los de cualquier tiempo y lugar
Al confrontarnos con el texto, podemos ver la tentación o el camino torcido que puede agarrar un seguidor de JESÚS al dejarse arrastrar por el fanatismo, olvidándose que el cristianismo está fundamentado en el discernimiento de la Voluntad de DIOS Presente en la Sagrada Escritura, conforme al Principio del Amor al Prójimo que nos ha dado JESÚS.
Por eso es que debemos entender que las críticas de JESÚS, no son dirigidas al fanatismo de grupos extraños a nuestra comunidad religiosa, sino más bien a cada uno de nosotros. Ya que, muchos de sus seguidores, nos creemos más santos que los demás o más comprometidos con el Proyecto de DIOS, y al leer este pasaje donde el Maestro denuncia la incoherencia de vida de los fariseos, quizás nos escandalicemos, sin tener en cuenta que esa misma falta la cometemos frecuentemente cada uno de nosotros. Porque Anunciamos un Evangelio de AMOR, Paz, Verdad y Libertad, pero en nuestras vidas cotidianas convivimos con egoísmos, codicias, exclusiones, esclavitudes y engaños de todo tipo.
De allí que hoy sea el día para tener un profundo discernimiento sobre la vivencia de mi compromiso cristiano, alejando de nuestras vidas las falsas posturas de inmaculados y asumiendo con humildad nuestra condición de pecadores redimidos, y al tener una coherencia entre lo que hacemos y lo que decimos, podamos ser Testigos de JESÚS en los distintos espacios donde interactuamos
Señor JESÚS, danos la fuerza necesaria para alejar de nuestras vidas las falsas posturas de inmaculados y asumir con humildad nuestra condición de pecadores redimidos, y teniendo una coherencia entre lo que hacemos y lo que decimos, podamos ser tus testigos en los distintos espacios donde interactuamos.
Amén
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