La corresponsalía de Nueva Prensa se acercó hasta el Camposanto Joboliso ante las constantes denuncias de familiares y de los vecinos del cementerio, “cada vez empeora la situación del mausoleo en Ciudad Bolívar, donde se incrementa las tumbas abiertas, les quitan la tapa de cemento que se le coloca a los restos de nuestros seres queridos, es imposible que no haya responsables de esta realidad”, manifestó Isabella Machado, quien estaba en el sepelio de su abuela.

 “Hicimos las diligencias para hoy enterrar a mi abuela en un terreno que nos ha pertenecido por generaciones y estaba totalmente abierto, sin nada, los restos de nuestros antepasados no estaban, aunque no venimos a diario a finales del pasado año vinimos y limpiamos, arreglamos y cargaron con todo, hasta donde colocamos las flores, es impensable que en seis meses cargaron con todo”, denunció Machado.

El equipo corresponsal se acercó a otras personas que estaban en el lugar, quienes declararon que ellos visitan el cementerio los días de las madres, día de los muertos, fin de año (…) “de verdad es increíble que en menos de tres meses la destrucción de una cerca que tenía nuestro ser amado, además que le quitaron la tapa, y se llevaron hasta la urna, porque no encontramos nada, no hay seguridad. ¡No nos hemos descuidado, es que esto es horrible!”, dijo Argenis Calzadilla.

“La realidad del camposanto Joboliso son tumbas desaparecidas en la maleza, el cementerio hoy es sinónimo de descuido, abandono, hurtos, robos, brujos, chatarreros, delincuentes, oscuridad y suciedad, es lamentable que vivamos los bolivarenses quienes en un momento de dolor también tenemos que enfrentar está dura verdad” expresaron familiares que fueron a enterrar a su ser querido que hallaron sepulcros abiertos por doquier, Máxima Betancourt.

Chatarreros en el cementerio

Finalmente los que venden flores a la entrada del campo santo  comentaron que los llamados chatarreros arrasan con todo, “aun cuando los organismos de seguridad municipal están vigilantes y dan sus vueltas, que va, estos chatarreros cargan con todo a su paso, sin importar, rompen las lápidas para llevarse las láminas de zinc y las cabillas que se utilizan para tapar las urnas.

“Al caer la tarde noche se escuchan que martillan, salen con sus carruchas, garran a algunos y la policía se los llevan, pero que va, al otro día vuelven, porque además parece que eso no se termina, en Joboliso, más que en el Metropolitano”, manifestó Jorge Marrero.

 

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