“En aquel tiempo, mientras iban de camino, alguien le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.» Jesús le contestó: «Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene donde recostar la cabeza.» Jesús dijo a otro: «Sígueme». Él contestó: «Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre.» Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve a anunciar el Reino de Dios.» Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero antes déjame despedirme de mi familia.» Jesús le contestó: «El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.»
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana, Venezuela
La Iglesia Universal, celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Wencenlaos de Bohemia, mártir. Nació alrededor del año 907 en Stochov, cerca de Libusin y murió el 28 de septiembre del año 929 o 935 en Stará Boleslav. El pueblo lo proclamó como mártir de la fe, y pronto la Iglesia de San Vito, donde se encuentran sus restos, se convirtió en centro de peregrinaciones. Ha sido proclamado como patrón del pueblo de Bohemia y hoy su devoción es tan grande que se le profesa también como Patrono de Checoslovaquia.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Jesucristo según San Mateo, capítulo 9, versos del 57 al 62. En el que se narran tres breves escena para resaltar el gran compromiso que conlleva el seguir a JESÚS. En las que hay uno que se ofrecen a seguirlo poniendo ciertas condiciones que el Maestro las desbarata, aclarando que la urgencia de predicar, de vivir y de testimoniar el Reino de Dios, tiene prioridad absoluta incluso sobre los lazos familiares bendecidos por la Ley.
Seguidamente se presentan dos personas que son invitadas a seguirlo. El primer invitado también antepone una cláusula que equivale a postergar el seguimiento. JESÚS, no oculta nada, no le dice que su vida está llena de confort y comodidad, sino que es como la de un perseguido y rechazado que carece de apoyo. Se identifica como “Hijo del Hombre”, título que incluye tanto la impotencia del momento como el poder que a su tiempo heredará. JESÚS le responde con la frase del arado, que se ha hecho muy conocida, ya que quien comienza a cultivar el campo de DIOS, no puede volverse atrás, ni imponer sus ritmos, por eso es increpado severamente.
El tercer episodio corresponde a una persona que quiere seguir a JESÚS, pero que está pendiente de despedirse primero de la familia. La respuesta del Maestro, puede verse como desconcertante. Pero es que JESÚS, reclama una actitud radical frente a Su Proyecto de vida, cuya realización demanda prioridad incondicional, y por lo cual no hay excusa que valga.
Al confrontarnos con el texto, vemos que, la habitual comprensión de JESÚS para con todo lo humano, hoy parece totalmente diferente, ya que lo vemos en una actitud muy exigente con todos aquellos que quieran seguirlo, como diciéndonos que no puede perder el tiempo en la formación de personas que no están dispuestas a sacrificarlo todo por el Evangelio. Y es que, en el llamado que JESÚS nos hace, debemos de tener el discernimiento necesario para entender que esa es la voluntad de DIOS con respecto a nuestra persona, en ese momento preciso y en cada espacio donde nos encontremos.
Porque decidir seguir a JESÚS no es cuestión de corazonada, sino de constancia, ya que como cristianos tenemos que despojarnos de todos los obstáculos que nosotros mismo interponemos para asumir tal compromiso. Por eso hoy es el día para preguntarnos: ¿Estoy dispuesto(a) a asumir tal compromiso o me quedo con el silencio cómplice del mundo? O para responder: haz de mí Señor un instrumento para darle respuesta a este mundo que está sediento de Tú paz y de justicia. Permíteme renunciar a todo, menos a Tu verdad y a Tu seguimiento. ¿Con cuál respuesta nos quedamos?
Señor JESÚS, Tú tienes infinitas compresión y compasión con nuestras limitaciones y equivocaciones. Permítenos Mi Señor Amado, renunciar a todo, menos a Tu Verdad y a Tu seguimiento, para ser Tus Testigos en este mundo que está sediento de Tu Paz y de Tu Justicia. Amén.
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