Kiev.- Ucrania, que lleva meses a la espera de una inminente invasión rusa, se enfrenta ahora también al agravamiento de las hostilidades en el este del país, el Donbás, donde los separatistas han anunciado la evacuación masiva de la población civil con destino a Rusia.

El Ejército ucraniano acusó a las milicias prorrusas de violar en numerosas ocasiones el alto el fuego desde la medianoche al martillear objetivos civiles al otro lado de la línea de separación de fuerzas.

Mientras, el Kremlin, que apoyó en 2014 la sublevación armada prorrusa en el Donbás, admite que las noticias que llegan del frente ucraniano son «muy alarmantes».

ATAQUE REBELDE, RÉPLICA UCRANIANA

Si el jueves los obuses alcanzaron una guardería y una escuela, sin causar víctimas, hoy los rebeldes atacaron un convoy humanitario de la Cruz Roja cuando éste cruzaba el puesto de control de Schastie, en la región de Lugansk.

Ese punto, que se encuentra a escasos kilómetros de la frontera rusa, fue atacado con morteros, lanzagranadas y ametralladoras de gran calibre, según denunció Valeri Zaluzhni, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Los generales ucranianos admitieron haber respondido al fuego enemigo con su artillería, pero negaron haber apuntado contra zonas de población, como denunciaron los prorrusos.

Zaluzhni incluso se dirigió a la población de los «territorios ocupados» para que no se crean las mentiras vertidas por sus autoridades, que les estarían utilizando para provocar una «escalada» de la tensión en la zona.

A su vez, el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, rechazó «categóricamente» la posibilidad de una ofensiva contra las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.

«Ucrania no efectúa ni prepara ninguna acción de ese tipo en el Donbás. Somos plenamente partidarios de métodos exclusivamente democráticos», escribió en Twitter.

EVACUACIÓN MASIVA PRORRUSA

Con todo, los dirigentes separatistas anunciaron una evacuación «masiva» a Rusia de la población de las zonas bajo su control desde la firma de los Acuerdos de paz de Minsk de febrero de 2015, empezando por huérfanos, mujeres, niños y ancianos.

«El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dará pronto la orden a los militares de lanzar una ofensiva y poner en marcha un plan de invasión del territorio de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk», dijo Denís Pushilin, líder separatista en Donetsk.

Le secundó el jefe prorruso en Lugansk, Leonid Pasechnik, quien llamó también «a todos los hombres capaces de sostener un arma a defender su tierra» e, inmediatamente, los puso en alerta de combate.

Ambos aseguraron que Rusia, cuyo Parlamento pidió esta semana al Kremlin que reconozca la independencia de las regiones separatistas, está dispuesto a recibir y acomodar hoy mismo a los refugiados, a lo que se sumaron las autoridades de Crimea.

De hecho, por orden del presidente, Vladímir Putin, el Gobierno ruso anunció el pago de 10.000 rublos (unos 115 euros) a cada uno de los desplazados del este de Ucrania.

Esos cientos de miles de personas, muchos de los cuales tienen ya ciudadanía rusa, se instalarán en la región rusa de Rostov.

CHERNÓBIL ECHA EL CIERRE

Mientras, tampoco cesa la tensión militar en la frontera. Soldados rusos y bielorrusos prosiguieron hoy las maniobras conjuntas «Determinación aliada-2022», que concluirán el domingo, nueva fecha de invasión de Ucrania, según Estados Unidos.

Los presidentes ruso, Vladímir Putin, y bielorruso, Alexandr Lukashenko, se reunieron hoy, pero no se pronunciaron sobre la retirada de las tropas rusas tras los ejercicios, algo que garantizaron en su momento Moscú y Minsk.

Por ese motivo, las autoridades ucranianas decidieron cerrar hoy al turismo la central nuclear de Chernóbil y su zona de exclusión, destino al alza entre los extranjeros pero que se encuentra muy cerca de la frontera bielorrusa.

Fuentes de agencias turísticas informaron a Efe que las autoridades adujeron «motivos técnicos» a la hora de prohibir las visitas por espacio de dos semanas, como mínimo.

Sea como sea, el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Réznikov, aseguró hoy en el Parlamento que las probabilidades de una escalada de gran envergadura son «bajas», al tiempo que negó que Kiev quiera «minimizar la amenaza».

ANIVERSARIO DEL MAIDÁN

Lejos del frente, en Kiev las autoridades celebran el aniversario del Maidán, la revolución que estalló hace ochos años tras la negativa del Gobierno a firmar un acuerdo con la Unión Europea en favor de normalizar las relaciones con el Kremlin.

Como consecuencia, el presidente prorruso Víktor Yanukóvich fue derrocado y se exilió en Rusia, que castigó a Kiev anexionándose la península de Crimea y apoyando una rebelión en el Donbás que se ha cobrado desde entonces más de 14.000 vidas, según la ONU.

Muchos kievitas se acercaron hoy al memorial a los caídos en la revolución para rendir memoria a las víctimas de la violencia que estalló el 18 de febrero de 2014.

«La revolución continúa», comentó a Efe Yuri, cosaco e hijo de uno de los fallecidos en el Maidán.

 

Ignacio Ortega EFE

 

 

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