Bruselas.- Los países de la Unión Europea debatieron este viernes de qué forma pueden contribuir a paliar la crisis alimentaria generada por la invasión de Rusia a Ucrania, que ha provocado escasez de productos como el maíz, los cereales o el aceite de girasol y un aumento de los precios en todo el mundo.
Aproximadamente la mitad del trigo de invierno, un 40 % del centeno y más del 60 % del maíz que se iban a cosechar en Ucrania este año se encuentran en zonas de peligro como consecuencia de la guerra, explicó el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, en una rueda de prensa tras un encuentro en Bruselas del Consejo de Desarrollo de la Unión Europea.
Como consecuencia de ello, el 30 % de la superficie de trigo de invierno, de maíz y de girasol en Ucrania se quedará este año sin cosechar o sin sembrar durante la primavera, afirmó el jefe de la diplomacia europea, que agregó que hay 20 millones de toneladas de cereal bloqueadas en los puertos ucranianos que controla Rusia.
Teniendo en cuenta que Rusia y Ucrania son dos de los principales exportadores mundiales de estos productos, «la consecuencia es que faltan alimentos y, si no faltan, son caros. Mucho más de lo que muchos se pueden permitir», señaló Borrell.
Según el alto representante, antes de la guerra en Ucrania se estimaba que 193 millones de personas en 53 países estaban en una situación de inseguridad alimentaria aguda, sobre todo en el Cuerno de África.
«Ahora la guerra lo ha convertido en una crisis total y hace falta una respuesta global de la comunidad internacional», dijo el exministro español.
El secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró esta semana que está en contacto con Rusia, Ucrania, Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea para tratar de dar salida a los productos agrícolas ucranianos.
Bruselas pidió la semana pasada a las autoridades comerciales y de transporte que den «máxima flexibilidad» en los controles aduaneros a los alimentos procedentes desde Ucrania, dado que los camiones están sufriendo actualmente retrasos de más de doce horas y los trenes de mercancías pueden esperar en la frontera una media de 16 días.
«En este momento -explicó Borrell- la intención es intentar enlazar otros puertos del mar Negro en las costas de países miembros de la UE que puedan ser accesibles por tren desde Ucrania».
«Solo si consiguiéramos reducir el tiempo que tarda hoy un tren cargado de trigo en alcanzar un puerto de la costa europea del mar Negro (…) ya conseguiríamos hacer mucho», afirmó el alto representante, que pidió también a los Estados miembros que destinen fondos propios para paliar la crisis alimentaria.
En la misma línea se expresó el secretario de Estado de Comercio Internacional y Cooperación al Desarrollo de Croacia, Zdenko Lucic, quien dijo que se necesita «un enfoque estratégico para los retos de la seguridad alimentaria», porque «confiar solo en las existentes cadenas de suministro no es el mejor camino».
CRISIS DE REFUGIADOS
En la reunión participó también el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, que pidió a los países de la UE que incrementen su colaboración con la ONU para crear «sinergias» en el apoyo a las personas que se ven obligadas abandonar sus hogares como consecuencia de guerras, el cambio climático o la inestabilidad política.
«Es muy importante que mientras respondemos a Ucrania, prestemos la atención adecuada a África, Oriente Medio, Latinoamérica y Asia», apuntó Grandi, que recordó que el año pasado hubo 84 millones de refugiados en todo el mundo.
Con la guerra en Ucrania se va a alcanzar la cifra de cien millones de desplazados, «más que la población de Alemania», dijo Borrell, apuntando que esa es la población de Egipto.
EFE
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