Wall Street registró en 2022 su peor año desde 2008, azotado por las subidas de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos para poner coto a la inflación desbocada y lastrado por una mayor prudencia de los inversores, que anticipan una recesión en 2023.

El Dow Jones de Industriales, que agrupa a las 30 empresas más grandes del país, perdió el 8,8 % acumulado, y la caída fue más aguda para el selectivo S&P 500 (-19,4 %) y el índice Nasdaq (-33 %), que aglutinan a unas empresas tecnológicas ahora en debacle tras años de ascenso estelar.

Según la firma de análisis Fidelity, casi todos los sectores corporativos despiden el ejercicio en números rojos, primero los de las comunicaciones (-41 %), los bienes no esenciales (-37 %) y la tecnología (-29 %), donde se enmarcan algunas de las mayores perjudicadas, como Tesla (-65 %) y Meta (-64 %).

La excepción ha sido el sector de la energía, que se ha disparado un 56 % en paralelo a la subida de los precios del petróleo y el gas, sobre todo tras el inicio de la guerra en Ucrania y, pese a contribuir a la inflación, han dejado suculentos beneficios en las cuentas de sus corporaciones.

Inflación: determinante

Uno de los factores determinantes para el rumbo descendente de la plaza estadounidense ha sido la inflación, que se pensaba transitoria, pero se disparó a su mayor nivel en 40 años, con un pico del 9,1 % en junio, y llevó a la Reserva Federal a subir con agresividad los tipos de interés a partir de marzo.

La inflación ha empezado a remitir y el mercado laboral de momento no parece resentirse, pero el banco central, que ha frenado el ritmo de la subida de tipos este diciembre, anticipa que aumente el desempleo en 2023, y la sombra de una recesión ha sembrado el temor en los mercados.

Los inversores han estado alerta ante señales que habitualmente anticipan una recesión, como la inversión de la curva de rendimientos de la deuda pública, en la que la falta de confianza en la coyuntura se traduce en una mayor rentabilidad de los papeles a corto plazo frente a los de largo plazo.

Además del descalabro de la bolsa, ha sido uno de los peores años que se recuerdan para la renta fija y también ha estado marcado por una gran volatilidad en las materias primas y por el fortalecimiento del dólar frente a otras divisas, apunta en una nota César González, director financiero de Avanza Previsión.

Musk, despidos y FTX

En el día a día de Wall Street ha habido noticias que han desatado volatilidad, como el proceso de compra de Twitter por parte del que fuera el hombre más rico del mundo, Elon Musk, por 44.000 millones, tras lo que la red social ha dejado de cotizar en bolsa y acometido despidos masivos.

Los de Twitter se han sumado a una ola de despidos y congelaciones en la contratación que han acometido grandes tecnológicas como Meta, Amazon Microsoft o Netflix, las más beneficiadas de la tendencia a trabajar y entretenerse digitalmente desde casa tras el estallido de la pandemia en 2020.

Tampoco ha sido un buen año para el mercado de criptomonedas, donde parece haber llegado un «cripto invierno» que puede ser atribuido a la explosión de una burbuja y al destapamiento de actividades fraudulentas, como en el caso de la plataforma FTX, antes respetada y ahora en proceso de bancarrota.

El bitcóin, la divisa digital más utilizada, ha pasado de rozar los 45.000 dólares a principios de año —alcanzó un récord de 65.000 en 2021— a oscilar en torno a 16.500 dólares al cierre de la plaza estadounidense, una caída acumulada anual del 65 %.

¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!

Facebook X Instagram WhatsApp Telegram Google Play Store