Londres.- Las defensas contra las enfermedades infecciosas recogidas en el ADN de los antiguos homínidos han contribuido a la adaptación de los humanos modernos, particularmente para ayudarles a combatir afecciones como la malaria, reveló un estudio publicado en la revista Oxford University Press.
Aunque la cantidad total de introgresión (que es el movimiento de genes de una especie a otra) del Neandertal y el Denisovano es bastante baja en los humanos modernos (entre un 1 % y un 3%), la investigación constató que el ADN homínido puede transmitir ventajas.
Los científicos de la Universidad de Berna (Suiza) Alexandre Gouy y Laurent Excoffier señalaron que una de estos aspectos positivos es la adaptación a gran altitud, que fue el resultado del intercambio de ADN (también conocido como introgresión genómica) de un Denisovan para el gen EPAS1.
Ese descubrimiento explicaría por qué los tibetanos se adaptan de manera única a la vida a gran altitud.
A través del desarrollo de nuevas herramientas de computación, Gouy y Excoffier pudieron analizar mejor los conjuntos de datos del genoma humano y encontraron más evidencias de esta influencia genética.
Así, descubrieron segmentos intercambiados de ADN que compartimos a consecuencia del apareamiento entre dos homínidos, los neandertales y los denisovanos, que se secuenciaron por primera vez en 2010 y 2014, respectivamente.
Según afirmó Excoffier, los resultados del estudio sugieren que esta genética ha influido en el metabolismo humano y en la respuesta a diferentes tipos de patógenos (como bacterias, virus y protistas), que han sido determinantes durante la historia de la adaptación humana.
Los expertos destacaron que se han enfrentado a «una tarea difícil», ya que la mayoría de las enfermedades son el resultado de múltiples genes y a menudo exhiben rasgos complejos, de ahí la dificultad de desentrañar las antiguas contribuciones genéticas de los homínidos a nuestros genomas.
Una de las áreas más controvertidas es el desarrollo del comportamiento y la cognición humana. Pese a que los autores advirtieron de que los resultados todavía son muy preliminares, sí encontraron evidencias de introgresión entre las redes de genes involucradas en tales funciones.
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