Ciudad Guayana.- El nuevo ingreso mínimo para el trabajador venezolano genera rechazo en la sociedad civil y comerciantes, a su juicio esta medida seguirá contribuyendo al crecimiento desenfrenado de la hiperinflación.
El equipo de Soy Nueva Prensa salió a la calle a recoger las impresiones de los guayacitanos en relación al tema.
Los entrevistados manifestaron, que este ajuste salarial de 375% sería igual como los demás, es decir, se “volverá sal y agua”.
A un día de anunciar el ajuste del sueldo mínimo integral los ciudadanos dicen, que su temor es que no ven medidas económicas positivas que beneficien el bolsillo del pueblo.
Para el comerciante informal Alexander Narváez, el sueldo mínimo nunca alcanzará y este nuevo incremento no es la excepción a su juicio, “no tiene vida”.
Otra comerciante informal, Carmen Rodríguez, declara que el efecto del aumento salarial quizás sea más evidente este fin de semana, aunque dice que los precios de su mercancía dependen de su proveedor.
Consumidores que visitaban vendedores informales alrededor del Mercado de Puerto Ordaz, aseveraron que estos comerciantes ofertan a un precio en la mañana y horas después incrementan Bs 2 mil o 3 mil.
Dima Ramírez, una cliente, opinó que si el Ejecutivo nacional no controla los precios no se resolverá el problema económico, que atraviesa el país.
“El Gobierno no debe atacar a las empresas privadas, lo que debería hacer es enfocarse en que el país tenga mayor producción. Es preferible que no aumente el salario porque se vuelve sal y agua”, enfatiza.
Leonidas De Barbás, rechaza otro ajuste salarial porque considera que la población “pasará más trabajo, ya que los productos vuelven a aumentar alejando aún más la canasta alimentaria”.
“Actualmente todo se nos va en comida, hay que hacer un sacrificio para mantener la dieta, porque hay que alimentar a nuestros hijos y nietos, que están en etapa de crecimiento. Quizás la solución es cambiar de Gobierno”, lamenta.
Hasta este martes en comercios con punto de venta del Mercado de Puerto Ordaz, no fue notorio un cambio de precios, al menos Pedro Monque, dijo que compró el cartón de huevo al mismo precio Bs. 70 mil.
En el mismo mercado, por cierto, ya está prácticamente vacío, porque muchos locales han tenido que cerrar, todavía queda una carnicería que ofrecía el kilo de carne a Bs. 65 mil.
Jorge Bello, el locatario, también considera que se deberá esperar el fin de semana para saber a qué precio le surtirán los proveedores, y depende de ello, mantendrá los costos hasta que se termine la mercancía.
“La incertidumbre no se termina, porque no hay control de nada. Todos temen por lo que se avecina, ya que no se ve mejoras en nada”, sentencia.
Agrega que la mayoría de la gente no tiene con que comprar y que los comerciantes tienen que estar sujetos a inventarios nuevos, sobre todo los vendedores de alimentos perecederos, para no perder.
“Los venezolanos en general vivimos adaptándonos a la situación”, resalta.
Bello señala que producto de la hiperinflación ha provocado que muchos comerciantes se vean en la necesidad de hacer reducción de personal como alternativa para, que el negocio sobreviva.
Muchos comercios han bajado sus Santamarías por no poder asumir las nóminas.
“Hay que cambiar la administración del país, ya la gente no sabe cómo sostenerse y por cuánto tiempo”, opina Bello.
Hasta hace pocos meses los ciudadanos podían adquirir los productos de primera necesidad en los puestos informales, llamados “Bachaqueros”, quienes ofertaban los alimentos con un porcentaje menor siempre fuese que en efectivo.
Pero ahora entre los comercios registrados y los informales no hay mucha diferencia entre precios.
Por Yessika Muñoz
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