El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se declaró este lunes en «alerta total» y «movilización» por la defensa del Esequibo, un territorio de los 160.000 kilómetros cuadrados que el país se disputa con Guyana.
«El PSUV se declara en alerta total y en movilización para defender nuestro territorio, para decirle a Venezuela y a los que no lo creen, al mundo, que el sol de Venezuela nace por el Esequibo», dijo el primer vicepresidente de la formación, Diosdado Cabello, durante una conferencia de prensa.
Destacó que desde el partido oficialista respaldan todas las iniciativas llevadas a cabo por el Estado y sus instituciones para la defensa de este territorio.
En ese sentido, señaló que, a partir de ahora, las movilizaciones y otras actividades organizadas por el PSUV mostrarán apoyo a la decisión del Legislativo, aprobada el pasado jueves por unanimidad, de llamar a un referendo para «reforzar» los «derechos» del país sobre la «Guayana Esequiba».
Además, denunció que «hay un conjunto de acciones orquestadas desde las bases de poder del imperialismo mundial para generarle a Venezuela problemas» y «algún nivel de confrontación».
En este sentido, rechazó el apoyo que países como Estados Unidos expresaron a Guyana ante la licitación de bloques petrolíferos que lleva a cabo, y que Venezuela rechazó al asegurar que se «pretende disponer de áreas marítimas» dentro de la zona en disputa.
Cabello aseguró que el objetivo final es «la instalación de bases militares estadounidenses y del imperialismo ahí, al lado de Venezuela», bajo la «excusa» de «proteger sus inversiones».
El canciller venezolano, Yván Gil, denunció el sábado ante la Asamblea General de la ONU que el Gobierno estadounidense «pretende militarizar» la controversia con Guyana, y aseguró que la nación norteamericana «intenta crear una base militar» en el territorio en disputa.
Ese mismo día, el presidente Nicolás Maduro instó a su homólogo guyanés, Irfaan Ali, a evitar la «escalada de un conflicto» en la zona, donde -aseguró- ExxonMobil tiene «indebidos intereses», y lo acusó de convertir a su país, en su «afán de complacer a los poderosos intereses transnacionales», en «una sucursal» de esta compañía.
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