Queridos hermanos, usemos la imaginación para convertirnos por un instante en críticos de cine, y pensar cuál sería la mejor película de Jesucristo. Ciertamente, hay películas que nos cautivan, “que nos atrapan” por su contenido y hacen que afloremos nuestras emociones.
Sin embargo, ¿Cuál es la mejor película de Jesucristo? Podemos traer a la memoria esas películas que veíamos de niño en época de Semana Santa o Navidad que nos emocionaban y nos llenaban de esperanza, que sin conocer con exactitud la vida de nuestro Señor, dicha película buscaba acercarnos a Él.
Según su género: comedia, acción, terror, suspenso, infantil, musical, etc., al sentirnos identificados con su historia, podemos decir como los buenos críticos de la industria del cine: i Excelente película! Hay que volver a verla, la recomiendo. Así también ha de suceder con la mejor película de Jesucristo, verla una y otra vez, recomendarla, incluso hacerle publicidad, pero ¿Cuál es esa mejor película de nuestro Señor?.
Pensemos por un momento… ¿Cuál película se nos viene a la memoria? ¿Cuál cumple con las condiciones para elegirla como la mejor? Hay películas de Jesucristo muy buenas, pero la mejor no es ninguna de las que hemos pensado o elegido como críticos de cine, la mejor está en otro nivel, sin embargo, por medio de la presente carta, sabremos cuál es la mejor película de Jesús, Señor nuestro.
Sin más preámbulo ni espera, la mejor película de Jesucristo la podemos ver en las mejores salas de cine del barrios, pueblo, ciudad, Estado o país donde nos encontremos; la podemos ver la próxima vez que nos paremos frente al espejo.
Así es, queridos hermanos, la mejor película de Jesucristo somos nosotros, es nuestro testimonio, nuestra coherencia y compromiso con el mismo Cristo y su causa (Mateo 6, 33).
Somos la mejor película de Jesucristo cuando a ejemplo de María proclamamos la grandeza del Señor (Lucas 1, 46-55), y en sintonía con Juan El Bautista, el Señor crezca y nosotros disminuyamos (Juan 3, 30), pues Él es el Protagonista.
También cuando nuestro corazón arde por Él, y levantándonos salimos emocionados, a ejemplo de los discípulos de Emaús (Lucas 24, 13-35); a contar nuestro testimonio para que otros se encuentren con el Protagonista de esta historia, que cada vez se pone más emocionante, y ya queremos saber cómo terminará, i Bien!, porque lo que se comienza en Dios, Él lo lleva a feliz término.
Somos la mejor película de Jesucristo al momento que sin tratarse de un problema matemático nos esmeramos por practicar el 70 veces 7 traducido en perdón que tanta falta hace en nuestro caminar (Mateo 18, 21-22).
Y hacemos nuestro los que nos dice el mismo Señor, según el Evangelio de Juan 14, 15-21.
Somos la mejor película de Jesucristo cuando apostamos por la vida contra todo pronóstico humano y mantenemos la esperanza aun cuando la enfermedad y el dolor muestren sus garras.
Cuando una película nos “atrapa” de principio a fin y nos cautiva, queremos que otros la vean, que de esta forma, queridos hermanos, también suceda con nosotros, que otros quieran ver, encontrarse y seguir a Jesucristo por nuestro testimonio, por las obras buenas que hacemos.
Aunque surjan críticos, críticos de cine, procuremos en todo momento ser la mejor película de Jesucristo y hagamos que valga la pena seguirlo, y que muchos por medio de nosotros se sientan cautivados por Jesús, el Señor.
¡Ánimo!
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