Madrid, España. Desde el último partido de la pasada temporada, el 7 de agosto, en la vuelta de octavos de la Liga de Campeones frente al Manchester City, el belga Eden Hazard no era titular con el Real Madrid y este sábado frente al Huesca (4-1) volvió a formar parte del once inicial por todo lo alto, con un gran gol, el segundo con la camiseta blanca 392 días después.
Hazard recibió el balón de Luka Modric de espaldas a portería en la zona de tres cuartos, usó su cuerpo para proteger el balón, se giró delante del rival que le encimaba, control largo y latigazo con la zurda, su pierna menos buena, pegado al palo derecho de la portería defendida por Andrés Fernández, que se estiró, pero nada pudo hacer para evitar el que fue el 1-0 del partido.
Un golazo digno de celebrar, pero no para el belga. Ni un atisbo de felicidad en su rostro tras marcar. Tampoco le cambió la cara cuando sus compañeros se acercaron a felicitarle por un tanto clave para encarrilar un encuentro que empezaba a atascarse; los fantasmas del Cádiz, Shakhtar Donetsk y Borussia Mönchengladbach sobrevolaban Valdebebas.
Pero lo que aparecía en la cabeza de Hazard eran otros, y no precisamente por ser Halloween. La estrella belga bien sabe que este tanto no debería ser noticia por ser el segundo que lleva su firma desde que fichó por el Madrid en julio de 2019, dato no acorde a su calidad pero que demuestra las dificultades por las que ha pasado desde que cumplió su “sueño” al llegar a la capital de España.
392 días han tenido que pasar hasta volver a ver puerta, lejos queda aquella preciosa vaselina en aquella tarde soleada en el Santiago Bernabéu frente al Granada. Todo es distinto. La ausencia de alegría del belga, sin público, en el Alfredo di Stéfano… y Hazard espera que su vida también sea distinta.
Aquel 5 de octubre comenzaba a dejar buenas sensaciones tras un inicio fuera de forma y con molestias en el muslo, pero el 26 de noviembre cayó lesionado tras sufrir una dura entrada de su compatriota Thomas Meunier en el encuentro de Liga de Campeones frente al París Saint-Germain y las esperanzas de las primeras pruebas se torcieron cuando se tuvo los primeros síntomas de que tenía afectado el tobillo derecho, donde tiene una placa de titanio de una operación en verano de 2017.
Reaparición y recaída, esta fue la hoja de ruta de Hazard la pasada temporada. Insuperable para un futbolista que para mostrar su excelso nivel necesita de esa chispa que te otorga la competición. En su debe, llegar pasado de peso a la pretemporada del curso anterior, como él mismo reconoció, y que para esta no repitió.
Aún sin estar a tope, como es lógico tras haber contado, hasta este sábado, solo con 20 minutos -en el último encuentro frente al Borussia Mönchengladbach, al belga se le vio fino en los 60’ que jugó contra el Huesca (4-1), en forma y metido en el engranaje ofensivo del equipo; buscando asociarse siempre con Benzema, Modric y Marcelo en el costado izquierdo.
En un Madrid al que se le pide más en la ofensiva, Hazard tiene la fórmula. Que los de Zinedine Zidane puedan competir al máximo nivel depende y mucho de que el belga recupere el nivel con el que deslumbró en el Chelsea y en la selección belga y que le hizo estar entre los mejores futbolistas del mundo.
EFE noticias
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