EFE
Nairobi.- Los retos que afrontan las ciudades de países en guerra y en desarrollo centraron hoy en Nairobi la primera Asamblea de ONU-Hábitat, donde los dirigentes de Kenia, Sudán del Sur, el Yemen y Fiyi plantearon los problemas que viven esas urbes.
La tercera jornada de la Asamblea del Programa para Asentamientos Humanos de Naciones Unidas, centrada en la innovación como vehículo para mejorar las ciudades, fue eclipsada por las posturas de estos dirigentes -únicos mandatarios presentes en el evento- sobre urbanismo en el contexto de un conflicto o bajo amenazas como el cambio climático y el desarrollo no planificado.
«Nuestro país no estaba preparado para recibir tantos refugiados y desplazados. Fue un gran cambio demográfico para las ciudades», explicó el primer ministro yemení, Maeen Abdulmalik, quien argumentó que el Yemen estaba en la senda del desarrollo hasta que llegó la guerra en 2014.
«Las ciudades no están construidas para el conflicto», explicó este jefe de Gobierno que lidera un país que cuenta con 2,3 millones de desplazados. A pesar de todo, aseguró, han intentado que pilares de desarrollo como la tecnología o los bancos sigan funcionando.
Otro país cuyo desarrollo se ha visto anclado por la guerra civil es Sudán del Sur.
No obstante, su presidente, Salva Kiir, eludió referirse a la contienda y abrió su discurso incidiendo en la necesidad de implementar el acuerdo de paz que firmó el año pasado con la oposición armada que lidera quien fuera su vicepresidente, Riek Machar.
«Cuando nos independizamos (en 2011), Sudán del Sur empezó de la nada, no había infraestructuras», explicó el líder sursudanés, que alegó este mismo motivo para la falta de un sector privado y de inversiones extranjeras.
«La única exportación que tenemos es el petróleo y nadie puede depender sólo de eso», apuntó Kiir.
El presidente keniano y anfitrión del foro, Uhuru Kenyatta, expuso la falta de vivienda económicamente accesible como uno de los principales problemas de su país, que ha visto un gran auge y crecimiento no planificado de las ciudades, relegando a las clases más bajas a los llamados «slums» (asentamientos informales).
El alquiler de una habitación de unos 5 metros cuadrados en uno de estos asentamientos puede rondar los 50 dólares mensuales (44 euros), lo que supone una gran parte del salario de la mayoría de la población.
Proveer, por tanto, una vivienda accesible es un derecho, según el mandatario keniano, pero supone también «un reto enorme» porque «la solución tradicional de vivienda no es capaz de seguir el ritmo de una demanda creciente».
Por su parte, el primer ministro de Fiyi, Frank Bainimarama, hizo hincapié en la amenaza que el cambio climático representa para las ciudades y afirmó que, si no se contiene el calentamiento global, «será una catástrofe», especialmente para Estados insulares como el suyo.
A ese respecto, la directora ejecutiva de ONU-Hábitat, Maimunah Mohd Sharif, manifestó que «las ciudades costeras están en riesgo por el aumento del nivel del mar» e instó a las urbes a tomar medidas mediante el uso de «técnicas de construcción ecológicas y resistentes»
La primera Asamblea de ONU-Hábitat, que eligió a México para su presidencia hasta 2023, busca desarrollar su agenda para los próximos años y vías para aplicar la Nueva Agenda Urbana (NAU), aprobada en Quito en 2016 y que es la hoja de ruta para el urbanismo sostenible.
Sharif anunció hoy que han conseguido recaudar más de 150 millones de dólares para apoyar la implementación de esta agenda y hacer las ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.
Un total de 38 países, 10 gobiernos locales y 32 organizaciones han anunciado la aportación de fondos en una reunión celebrada a primera hora en el seno de la Asamblea del organismo de la ONU, cuya sede está en Nairobi.
«Nuestra ambición es generar innovación y conocimiento (…) Que desarrolle un nuevo desarrollo urbano sostenible», dijo la jefa del programa de la ONU, al agregar que «la prosperidad de las ciudades y regiones no es un accidente, se consigue mediante la planificación».
La Asamblea de ONU-Hábitat, que comenzó este lunes y se clausura este viernes con la presencia de delegaciones de más de 120 países, pretende alcanzar compromisos para construir ciudades más sostenibles, resilientes y seguras en el mundo.
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