Nueva Delhi.- La primera fase de unas elecciones regionales que son clave para el primer ministro indio, Narendra Modi, ante los comicios generales de 2024, empezaron este jueves en el estado de Uttar Pradesh, el más poblado del país, con casi 200 millones de habitantes.
El norteño Uttar Pradesh, con 150 millones de votantes llamados a las urnas, es el laboratorio de pruebas del nacionalismo hindú abanderado por el Bharatiya Janata Party (BJP) de Modi, que ha sido acusado de promover políticas discriminatorias contra las minorías indias, especialmente contra los musulmanes.
UNAS ELECCIONES CON DIMENSIÓN NACIONAL
Los estados norteños de Punjab y Uttarakhand, así como el sureño Goa y el nororiental Manipur también celebran elecciones a lo largo de este mes, pero ninguna atrae tanta atención como las de Uttar Pradesh, una región comparable en número de habitantes a Brasil, que concluirán el próximo 7 de marzo tras siete fases.
«Se trata del estado más grande y envía a 80 parlamentarios a la Cámara Baja o Lok Sabha. También es la circunscripción del primer ministro desde que en 2014 decidió cambiar desde Gujarat (oeste) a Uttar Pradesh como parlamentario. Así que son unas elecciones que suscitan gran interés», afirmó a Efe el analista y biógrafo de Modi Nilanjan Mukhopadhyay.
En medio de la crisis económica por la pandemia, se trata también de los primeros comicios desde las masivas manifestaciones de agricultores contra tres leyes que buscaban liberalizar el sector y que el Gobierno retiró al cabo de un año.
Mukhopadhyay señaló que se trata de «un test para Modi, sobre si su narrativa general hindú todavía tiene fuerza o si va a empezar a fallar a partir de ahora, por sus fracasos en salud y economía».
La importancia de estas elecciones regionales ha sido reconocida incluso por el ministro del Interior, Amit Shah, que junto a Modi ha estado muy presente en una campaña marcada por la ausencia de mítines masivos debido al coronavirus.
«Los votantes tienen que entender que esta elección regional de 2022 no es solo para elegir a parlamentarios locales, ministros o jefes de Gobierno, sino que decidirá el destino de la nación en los próximos años», dijo Shah hace dos semanas durante un evento en la ciudad de Mathura.
¿QUIÉNES SON LOS PRINCIPALES CANDIDATOS?
El actual jefe de Gobierno de Uttar Pradesh, el polémico monje hindú Yogi Adiyanath, busca revalidar la demoledora victoria del BJP en 2017, cuando se hizo con 312 de los 403 escaños regionales.
Akilesh Yadav, el exjefe de Gobierno de la región y líder de la formación Partido Samajwadi (SP), es visto por muchos como la principal amenaza a la hegemonía del partido nacionalista hindú de Modi.
«Las elecciones parecen una competición bipolar entre el BJP y el SP, pero creo que las apariencias son engañosas», afirmó a Efe el académico Gilles Verniers, profesor de ciencias políticas en la universidad india Ashoka y especializado en Uttar Pradesh.
No muchos apuestan por la líder de la comunidad intocable o «dalit», que forman los discriminados miembros del escalafón más bajo del sistema de castas hindú, y también exjefa de Gobierno de Uttar Pradesh en cuatro ocasiones, Mayawati, y su partido, el Bahujan Samaj Party (BSP).
«El BSP es presentado como una fuerza en declive, pero durante su historia el BSP ha sido subestimado de manera consistente», subrayó Verniers, antes de remarcar que su electorado es de los más fieles de la India.
El histórico Partido del Congreso, de la dinastía Nehru-Gandhi, también disputa las elecciones, pero según el profesor se trata de «una fuerza del pasado» reducida a un segundo plano, al menos en el contexto de estas elecciones regionales.
UN ESTADO MUY POBLADO Y MUY DESFAVORECIDO
Uttar Pradesh es el estado más poblado pero también uno de los más desfavorecidos, con el 37,7 % de sus habitantes identificados como «multidimensionalmente pobres» según un informe gubernamental publicado el pasado diciembre.
También alberga a 38 millones de musulmanes, el 20 % de la población estatal, en pleno núcleo del llamado cinturón del hindi.
Pero su importancia va más allá de la población, indicadores de pobreza o el número de parlamentarios que envía a la Lok Sabha.
Es un símbolo nacional, utilizado por el BJP como banco de pruebas de su ideología hindutva, una concepción extremista que da un giro político al hinduismo y lo coloca en el centro mismo del concepto de la India.
«Han forzado los límites de la mayoría hindú más allá que en gran parte de otros estados gobernados por el BJP. Ha sido un laboratorio sobre la forma en que el estado utiliza la ley para someter a las minorías, a los disidentes, y a los ciudadanos», constató Verniers.
Comenzando por ejemplo por la proliferación de los denominados «vigilantes de vacas» tras la victoria del BJP en las elecciones generales de 2014, grupos de extremistas que atacan a personas en supuesta defensa de este animal considerado sagrado por buena parte del hinduismo.
La teoría conspirativa de la «yihad del amor» es otro ejemplo, según la cual los hombres musulmanes engañan a mujeres hindúes para convertirlas al islam. Fue plasmada en una ley que prevé penas de cárcel y que Adityanath ha prometido endurecer en su programa de campaña.
«Lo que está en juego es si este modelo de gobierno en ausencia de resultados económicos va a recibir un apoyo popular», sentenció.
David Asta Alares EFE
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