Colombo.- Después de casi un año de los brutales atentados yihadistas a tres iglesias y tres hoteles de lujos en los que murieron más de 250 personas en las misas del Domingo de Pascuas, cubriendo con sangre las ceremonias de la minoría cristiana de Sri Lanka, el confinamiento decretado para contener el coronavirus, les ha robado de nuevo este año las fiestas religiosas.
Charith de Alwis, gerente de una agencia de viajes de Colombo, se despertó temprano y se preparó para la fiesta de Pascua, como de costumbre. Junto a su esposa y sus dos hijas, que cumplirán pronto 11 y 9 años, se vistió y sacó su teléfono del bolsillo para unirse a la transmisión en línea de la misa de este domingo.
“Gracias a Dios por la tecnología, podemos ser parte de este servicio religioso. Lo necesitamos durante este tiempo sombrío”, dijo Alwis antes de reproducir el audio pregrabado que el pastor de su congregación envió a través de WhatsApp, mientras su familia se sentaba en una mesa para escuchar al religioso.
Este domingo, por primera vez, el pastor E. K. Yasaratne, de la Iglesia Bautista en Nugegoda, ha utilizado las redes sociales para reunir a la congregación de unos 450 miembros pese a las medidas de distanciamiento social.
Sri Lanka tiene casi 200 casos positivos confirmados de coronavirus y hasta ahora sufrido al menos siete muertes.
“Es la primera vez que hago esto. Después de que los miembros de la iglesia solicitaron un servicio, decidí grabar un breve video y enviárselo a todos a la hora habitual en que se celebra el servicio”, contó el pastor de la iglesia.
Alwis y su familia fueron algunas de los cientos de personas que se unieron en simultaneo a escuchar el vídeo.
Este es el primer Domingo Santo desde la mañana del 21 de abril de 2019, día de la fatídica carnicería de pascuas reivindicada por el grupo yihadista Estado Islámico, que dejó 270 muertos y al menos 500 heridos. Ese día ocho atacantes suicidas atacaron tres hoteles de lujos y tres iglesias, repletas de feligreses, casi simultáneamente.
«Aunque habíamos planeado una semana para conmemorar los ataques del domingo de Pascua, debido a la situación de salud hemos cancelado la mayor parte», dijo el sacerdote Jude Chrysantha Fernando.
El arzobispo de Colombo, el cardenal Malcolm Ranjith, ofició una misa en televisión en la que se refirió a los atentados mortales: cuando «algunos jóvenes manipulados atacaron nuestras vidas», dijo.
“Pero como católicos, ¿qué debemos hacer? Recordar el mensaje de Jesucristo, debemos amar a nuestros enemigos, perdonar y mostrar compasión, pedir que no vuelvan a hacer lo mismo», agregó.
El ataque no solo enlutó a la comunidad cristiana minoritaria de la isla, casi el 7,5 por ciento de una población de 21,4 millones, sino que destruyó también la economía del país con el desplomé de la actividad turística y ahora, cuando apenas comenzaba a recuperarse, con la aparición de los primeros casos de coronavirus, Sri Lanka vive de nuevo unas oscuras pascuas.
El país está bajo un régimen de toque de queda desde el pasado 19 de marzo para frenar la expansión de la pandemia, y se ha impuesto un confinamiento aún más rígido en aquellas zonas en las que se han detectado casos del virus, mientras el Gobierno se encarga de proporcionar alimentos a sus habitantes.
El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, ha ordenado el cierre de los aeropuertos y ha pedido a sus compatriotas residentes en el extranjero que no intenten volver.
Hasta el momento, la policía de Sri Lanka ha arrestado a casi 20.000 infractores y confiscado más de 5.000 vehículos por las violaciones de las órdenes prohibitivas.
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