Madrid.- La epidemia de coronavirus, que ha trastornado por completo el calendario deportivo mundial, no ha podido con el torneo de candidatos al título mundial de ajedrez, que empezará, como estaba previsto, el 17 de marzo en Ekaterimburgo (Rusia), pero ha desatado una viva polémica en el juego-ciencia, cuyo ritual contraviene las normas para evitar contagios.
El código ético de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) establece que los contendientes se estrechen la mano antes de comenzar las partidas y que vuelvan a hacerlo cuando termina el juego.
La caballerosidad exigible a los Grandes Maestros frente al tablero impone al jugador que se ve en situación irremediablemente perdida estrechar la mano de su verdugo para indicar que asume la derrota.
También se impone el noble contacto de manos cuando los dos contendientes firman el armisticio, a propuesta de cualquiera de ellos, para repartirse el punto con unas tablas.
El ceremonial en torno al tablero constituye, en definitiva, una sucesión de contactos manuales, de manoseos que, en las circunstancias actuales, han llevado a uno de los ocho Grandes Maestros clasificados para el Torneo de Candidatos a declinar su derecho, desdeñando, en aras de su salud, la posibilidad de disputar la corona al campeón, el noruego Magnus Carlsen.
El azerbaiyano Teimour Radjabov renunció a su plaza en el Candidatos por temor al coronavirus y su puesto fue automáticamente ocupado por el francés Maxime Vachier-Lagrave, que presentaba el mejor ránking entre los no clasificados para el torneo.
La FIDE anunció que Radjabov renunciaba «por motivos personales», pero el Gran Maestro se apresuró a explicar que la verdadera causa era el temor al coronavirus. «La FIDE no ha dado ningún tipo de explicación sobre cómo procederá si algunos de los jugadores, entrenadores, acompañantes, periodistas o árbitros presentan síntomas de resfriado o gripe, o, Dios no lo quiera, se les diagnostica coronavirus. ¿Se pondrá a los participantes en cuarentena?», se preguntaba en su comunicado.
Curiosamente, dos de los ocho jugadores llamados a disputarse el derecho a competir contra Carlsen, Ding Liren y Wang Hao, proceden de China, el foco de la epidemia que se ha extendido ya por los cuatro rincones del planeta.
Wang Hao no ha renunciado, pero sí ha solicitado públicamente a la FIDE que aplace todos sus torneos oficiales. «No estoy seguro de que tengan algún plan contra todas las posibilidades que puede plantear la plaga si se mantienen los torneos», dijo. Su llamada no tuvo éxito. El Torneo de Candidatos mantiene su programa.
Los organizadores anunciaron que los jugadores chinos y toda su cohorte de familiares y ayudantes serían sometidos a un período de cuarentena de 14 días en Rusia, y así sucedió, en efecto, con Ding Liren, pero Wang Hao viajará directamente al torneo desde un país, Japón, en el que la epidemia sigue propagándose.
La FIDE pondrá en práctica medidas profilácticas durante la competición. Dejará, por ejemplo, plena libertad a cada jugador para que estrechen o no la mano de su adversario y no incurrirán en descortesía si se niegan a hacerlo. En las presentes circunstancias, el gesto no será considerado inamistoso.
Además, la distancia entre el público y las mesas donde se jugarán las partidas será de al menos 15 metros, pero nada está previsto contra los contactos inevitables de los jugadores con las piezas que también tocarán sus rivales en los intercambios.
En la capital de los Urales, del 17 de marzo al 3 de abril, estarán también el estadounidense Fabiano Caruana, que ya disputó el último Mundial y sólo perdió en el desempate contra Carlsen; los rusos Ian Nepomniachtchi, Alexander Grischuk y Kirill Alekseenko; el francés Vachier-Lagrave y el holandés Anish Giri.
El hotel Hyatt Regency de Ekaterimburgo, una ciudad de 1,4 millones de habitantes, será escenario durante 22 días de una intensa competición a lo largo de 14 rondas en las que cada uno de los ocho jugadores se enfrentará dos veces a los demás, una con las piezas blancas y otra con las negras.
El ganador obtendrá el derecho a enfrentarse, a finales de año, probablemente en Dubai, con el campeón mundial, Magnus Carlsen.
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