Hubo un tiempo cuando los venezolanos de recursos escasos usaban el crédito para adquirir electrodomésticos y otros bienes esenciales, mientras los estratos medios tenían en las tarjetas una vía para elevar su calidad de vida, a través, también, de la compra de bienes o el financiamiento de diversas actividades que escapaban de sus presupuestos regulares.
Los beneficios del financiamiento al consumo son evidentes, por supuesto siempre que los deudores administren sus límites de manera responsable y las condiciones generales de la economía permitan niveles razonables de tasas de interés.
En medio de la crisis, uno de los primeros indicios de deterioro fue la progresiva debacle de esta cartera, hasta llegar a niveles en que las tarjetas son elementos decorativos. Las cifras más recientes dan cuenta de una recuperación de la cartera, pero, en términos reales, el valor del crédito y su poder de compra siguen siendo extremedamente precarios.
La cartera de crédito dirigida al consumo ascendió a 130,7 millones de bolívares al cierre de julio, el último cierre reportado por la Superintendencia del Sector Bancario (Sudeban) y representó apenas 4,2% del portafolio total de préstamos otorgados que ascendió a 3.111 millones de bolívares.
La cartera de tarjetas de crédito se ubicó en 104 millones de bolívares, que representaron 79,57% del financiamiento al consumo y solo 3,34% de la cartera total del sistema.
Mientras la cartera de crédito de la Banca aumentó 182,15% en el año reportado terminado en julio, el financiamiento al consumo subió 528,36% en el período, mientras que el portafolio de tarjetas de crédito aumentó 402,41%.
Los datos indican que ante una expectativa de recuperación económica la Banca ha hecho un esfuerzo por recuperar esta cartera, tanto en la modalidad de tarjetas como el financiamiento por cuotas, pero siguen siendo portafolios mínimos y de escaso impacto en el proceso de incentivar un mayor dinamismo en el crecimiento de la actividad económica en el país.
He aquí el volumen de estas carteras expresados en moneda estadounidense: mientras el total de créditos ascendió a 537 millones de dólares, al tipo de cambio oficial, el financiamiento al consumo fue de apenas 22,6 millones de dólares y el apalancamiento disponible vía tarjetas fue equivalente a solo 18 millones de dólares. Sin dudas, cifras muy bajas en términos históricos, pero que reflejan con claridad el achicamiento dantesco de la economía venezolana.
En Colombia, la cartera de crédito total a julio pasado ascendió a 133.200 millones de dólares y el portafolio dirigido al apalancamiento del consumo fue de 44.978 millones. El detalle a resaltar es que el financiamiento al consumo representó 34% de los préstamos otorgados en el vecino país.
Según un ranking publicado por RankingLatAm, una firma especializada en investigación de mercados de banca y seguros, con datos de cierre de 2021, la Banca mexicana tuvo una cartera de 61.259 millones de dólares dirigida al consumo; Colombia de 41.260 millones; Chile de 25.792 millones; Perú de 17.154 millones; y, por supuesto, el gigante regional, Brasil, lideró con un portafolio de 229.822 millones de dólares.
Venezuela tiene el potencial económico suficiente para, por lo menos, ponerse en un lugar equivalente al de Chile, Perú o Colombia, pero falta un largo trecho por recorrer para llegar al PIB de 2013.
Esta firma presentó data sobre entidades específicas y, en este sentido, el Banco Fassil en Bolivia cerró el año pasado con una cartera de crédito al consumo de 2.178 millones de dólares; el BAC de Costa Rica, con 1.733 millones; el Industrial de Guatemala, con 719 millones y así se podría seguir, pero ya el punto quedó establecido.
– Por sectores –
De acuerdo con la estadística de la Sudeban, el saldo total correspondiente a la cartera comercial fue de 2.200,5 millones de bolívares, un aumento interanual de 167,37%. Este segmento se llevó 70,7% de los préstamos totales al mes de julio.
La cartera dirigida al financiamiento de la actividad empresarial ascendió a 380,05 millones de dólares al cierre de julio.
Los otros dos portafolios relevantes son los dirigidos al sector agrícola y los microcréditos, los cuales son áreas prioritarias, según la visión establecida por las autoridades del gobierno nacional.
En consecuencia, la cartera agrícola reportada en el más reciente corte de la Sudeban se ubicó en 622 millones de bolívares, un alza interanual de 154,4% inferior al promedio del sistema. En moneda extranjera, al tipo de cambio oficial de cierre de mes, este portafolio fue de 107,4 millones de dólares.
La cartera dirigida al microcrédito se ubicó en 242 millones de bolívares, la cual subió 385,9% en el último año reportado.
El efecto generado por un encaje legal de 73%, utilizado como herramienta de política monetaria para contener la depreciación del bolívar y la inflación, se hace evidente en estos datos que muestran la situación precaria de la intermediación crediticia en el país.
Banca y Negocios
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