España.- La investigación, que publica la revista Behavioral Ecology and Sociobiology, ha sido desarrollada durante cinco años por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de la Universidad Autónoma de Barcelona (este de España), las universidades Claude Bernard de Lyon (Francia) y de Saskatchewan (Canadá) y el Instituto de investigación aviar Vogelwarte Helgoland (Alemania).

Según explicó la ecóloga española Mariona Fedrrándiz, gracias a este estudio se ha revelado que las marmotas lugareñas distinguen su propio dialecto del de las forasteras y se esconden ante los gritos de las desconocidas.

Las marmotas, que salen de sus madrigueras en verano para buscar comida, tomar el sol y recoger material para la próxima hibernación, no se suelen alejar mucho más de un metro de ‘casa’ y vuelven corriendo si escuchan el grito de alarma de otra marmota, según Ferrándiz.

El estudio ha descubierto que los gritos varían entre las marmotas de diferentes poblaciones, unos dialectos que les permiten reconocer a las foráneas y, en vez de investigar o afrontar el peligro como harían ante un grito familiar, salen corriendo y se esconden en su madriguera por si acaso.

«Las marmotas son capaces de reconocer el grito de los miembros de su población, incluso en una grabación, y hemos visto que responden más temerosas si no saben quién es la emisora», detalló la ecóloga.

La investigación ha indagado cuál es el motivo de estas diferencias de lenguaje entre las marmotas, pero no ha encontrado que tenga que ver ni con la región donde viven unas y otras, ni con la genética de cada ejemplar.

«Así como los dialectos humanos varían, sobre todo en función de dónde vivimos, hemos visto que en las marmotas no es así. Aunque desconocemos por qué cada población chilla de una manera, podría tratarse de un aprendizaje de padres y madres a hijos o del entorno social», dijo Ferrándiz.

«La respuesta antidepredadora de huir que aparece una vez escuchan los gritos de alarma de otras marmotas -añadió la investigadora- tiene un gasto energético y temporal, por ello, aprender a distinguir los dialectos familiares les permite confiarse y ahorrar energía».

La investigación se llevó a cabo durante 5 años con cuatro poblaciones de marmotas, dos nativas de los Alpes franceses (Vanoise) y dos reintroducidas en los Pirineos (Cerdanya y Ripollès).

Los gritos de las marmotas los grabaron de 8 de la mañana a 6 de la tarde, la hora en que están más activas, y después los analizaban, pero también reprodujeron las grabaciones in situ para observar cuál era la reacción de las marmotas.

Otro estudio publicado en la revista Behavioral Ecology y liderado también por Ferrándiz ha analizado el comportamiento de estos animales ante los olores de otras marmotas y ha concluido que éstas no actúan diferente en función de si reciben el olor de un individuo conocido o desconocido y siempre se sienten amenazadas. «¡Son desconfiadas y defensoras de su territorio por naturaleza!», subrayó la ecóloga.

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