Las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y el Estado Mayor Central (EMC), principal disidencia de las FARC, son un «desorden total» que causa «desgaste», asegura alias «Sebastián Martínez», uno de los delegados de ese grupo armado en la mesa de diálogo, suspendida el domingo tras acusar al Gobierno de incumplir compromisos.
«Es un desorden total que ha generado desgaste no solo en nosotros sino en la comunidad internacional. Es uno de los procesos más desordenados y menos serios que conocemos», afirma Jaime Muñoz Dorado, alias «Sebastián Martínez», miembro del Comando Coordinador de Occidente del Estado Mayor Central de las disidencias de las antiguas FARC, en una entrevista telefónica con EFE.
El dirigente guerrillero achaca la decisión de suspender el diálogo de paz precisamente a la dinámica de la mesa por los constantes cambios que hace el Gobierno.
«Nosotros nos sentamos dos o tres horas, incluso uno o dos días, para llegar a un acuerdo con la comisión que el Gobierno facultó en su representación, y a última hora cambian las cosas. La instalación de la mesa se aplazó porque el Gobierno cambió a último momento los documentos que ya habíamos acordado», recuerda sobre lo ocurrido el mes pasado en Tibú, en la región del Catatumbo.
Pero el EMC va más allá: «La comisión de diálogo del Gobierno no tiene plenipotenciarios, no tiene personas que puedan tomar decisiones», critica Martínez, a lo que «se suma una agenda desordenada».
Por eso aboga por «adoptar un método claro de trabajo» para superar esta «crisis» y avanzar en las negociaciones de paz.
Igualmente le afea al Gobierno los «incumplimientos», como las dos emboscadas que aseguran han sufrido en los departamentos del Cauca y del Huila, pero también que han aprovechado el cese el fuego para «avanzar sobre posiciones que antes no tenían ganadas», relata el delegado del EMC.
También critican que «a las FARC sí se le exige muchísimo y al ELN -con quien el Gobierno también tiene un proceso de paz abierto- se le permite de todo», en relación al reciente secuestro del padre del futbolista Luis Díaz.
Martínez defiende que «la suspensión o pausa en la mesa de diálogo es un proceso muy natural», y esperan que el Gobierno también vaya «a consultas», como lo harán las disidencias para hacer una autocrítica, evaluar los elementos que creen necesario superar porque «no creo que seamos perfectos», dice, y trasladar las conclusiones a la contraparte.
Cese el fuego
«Nosotros queremos darle la tranquilidad al pueblo colombiano (de) que de nuestra parte el cese el fuego se va a mantener hasta el 17 de enero, como habíamos pactado», insiste Martínez, después de que el EMC indicara que a pesar de la suspensión del diálogo, continuarán con el cese de hostilidades vigente.
«Si hay una voluntad de paz desde el Gobierno lo más coherente es que lo prolonguemos», subraya ante la posibilidad de extender el cese el fuego, pero alerta que el mecanismo de monitoreo y verificación del cese no está funcionando como se había acordado, sobre todos los equipos locales.
En cuanto a las comunidades, de las que dicen que tienen que formar parte de todas las negociaciones, están haciendo «pedagogía» porque «la gente confunde suspensión con ruptura».
«Lo que hemos estado diciendo a la gente es que hay unos elementos de crisis que, si no paramos ya y lo resolvemos, no vamos a avanzar», explica.
Los «errores» de Petro
Martínez se refirió también al presidente Gustavo Petro, que el martes arremetió contra el EMC y su decisión de levantarse de la mesa y dijo: «Parte de un error: creer que hoy las FARC están ligadas, su subsistencia, a los cultivos de coca, marihuana o amapola en Colombia».
Añade que el mandatario «tiene información errada y cree dos cosas», continúa Martínez, que el EMC son «narcotraficantes», pero «él puede matar a todos los narcotraficantes y las FARC van a seguir existiendo».
«El otro error es que a él (Petro) le han dicho de que por ahí (la parte del departamento del Cauca en la que operan) pasa el 70 o el 80 % de la cocaína de Colombia, cosa que no es cierta», dice, y agrega que ahora «hay una sobredimensión del problema (del narcotráfico) para justificar una intervención militar».
«En el último tuit de Petro nos trata de criminales. Si somos criminales no debería estar hablando con nosotros», concluye el vocero.
Las disidencias no tienen un tiempo definido para superar este impasse, eso «lo determinan las voluntades», en palabras de Martínez, quien sí adelanta que la guerrilla necesitará una o dos semanas para dialogar internamente y tratar de superar una nueva crisis en esta relación llena de tensiones y desconfianzas que, sin embargo, no pierde la esperanza en la paz.
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