Las sanciones estadounidenses lastran la economía cubana, pero Cuba podría hacer mucho para salir de la profunda crisis en la que está sumida, coinciden en destacar a EFE ocho de los economistas independientes más reconocidos del país.
Las sanciones, que el Gobierno cubano considera la «principal causa» de la crisis, vuelven a estar en el centro de atención por el próximo debate y votación en la Asamblea General de la ONU de la resolución que La Habana presenta anualmente para exigir su retirada.
Sin embargo, los expertos consultados señalan que hay otros factores de igual peso y recomiendan a La Habana, más allá de esa batalla diplomática, enfocarse en áreas donde sí tenga capacidad de acción, en lugar de lamentar los efectos de las sanciones estadounidenses, que nadie cuestiona.
La situación en la isla es crítica. A la crisis económica que cumple cinco años se suman crisis energética, alimentaria, sanitaria, productiva, agrícola, bancaria, financiera y monetaria.
“El bloqueo nos afecta, pero no depende de la voluntad del Gobierno. Sí depende de ellos acabar con la planificación hipercentralizada y darle más autonomía a todas las formas de propiedad existentes, reducir la burocracia y, por último, no temer al mercado”, observa Omar Everleny, profesor de la Universidad de La Habana.
La profesora de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, Tamarys Bahamonde, explica que los problemas van más allá de lo estructural: «La crisis es sistémica y todos los problemas están conectados entre sí. Es como una tela de araña, que no se puede afrontar sin tocar todos los demás».
Propiedad privada
Ricardo Torres, investigador de la Universidad Americana de Washington, asegura que «aún en medio de las sanciones, hay mucho que se puede hacer», como favorecer la inversión, proteger la propiedad privada, crear un marco jurídico estable, promover la competencia y financiar organismos internacionales. «Hay que desmantelar el modelo actual, pero es lo que no quieren», añade.
Mauricio de Miranda, profesor en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali (Colombia), inicia su lista de reformas con el ámbito político, pidiendo «democratización» e inclusión de los cubanos fuera de la isla para aprovechar sus ideas y recursos. Luego aborda lo económico, proponiendo acabar con la «administración centralizada», con el conglomerado empresarial GAESA (controlado por militares) y con las limitaciones en el agropecuario y comercio exterior. En lo jurídico, pide igualdad para todos los actores y mayor predictibilidad.
Pedro Monreal, economista cubano, considera que el primer paso es eliminar de la Constitución de 2019 «la dirección planificada de la economía», definida como «componente central del sistema de desarrollo económico y social». Asegura que Cuba vive una crisis que no puede superar con reformas dentro del marco actual, sino que requiere transformaciones sustantivas. «El Gobierno cubano no parece dispuesto a cambios de esa radicalidad», opina.
El economista cubano-estadounidense Carlos Martínez se enfoca en medidas para dejar de «obstaculizar» la dinamización de sectores: liberalizar el agro, abrir a la competencia industrias monopolizadas estatales como telecomunicaciones y energía.
Gobierno cubano
Pavel Vidal, profesor en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, considera que el Gobierno cubano «tiene que dar algunos pasos para convencer que aplicará una reforma profunda del modelo económico, que ahora no resulta creíble». Hasta entonces, ni sus aliados pondrán recursos abundantes en la economía cubana.
“La estrategia histórica de Cuba ha sido buscar aliados internacionales, pero esta ya no funciona por pérdida de credibilidad, incluso entre aliados históricos como Rusia y China, que entienden los problemas del modelo y la necesidad de reformarse”, afirma Vidal.
Miguel Alejandro Hayes, coordinador del Instituto de Investigaciones sobre la Cuenca del Caribe, señala que Cuba, con los peores ingresos per cápita de América Latina, un sistema empresarial paralizado y necesidades de infraestructura por 60.000 millones de dólares (51.260 millones de euros), ya no puede aspirar a una recuperación con reformas menores.
“La única solución económica para revertir el colapso actual es crear una transición económica y política que permita diseñar e implementar un plan integral de reconstrucción de Cuba”, subraya.
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