El abandonado edificio se encuentra rodeado de maleza y se presta para albergar a personas de la calle. Foto: Níger Martínez

En plena avenida Ciudad Bolívar, frente al Centro Comercial El Trébol y vecino al Banco Provincial, se erige un edificio olvidado que debía fungir como anexo a la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho (UGMA) en Puerto Ordaz. Sin embargo, la crisis y la pandemia que sacudieron a Venezuela paralizaron este proyecto que, en su estado actual, es un refugio para indigentes, niños sin hogar y nidos de murciélagos.

La estructura, que inicialmente prometía alojar, posiblemente a futuros estudiantes de la carrera de Comunicación Social, hoy está desmantelada y rodeada por maleza que poco a poco ha ido engullendo el inmueble.

Las cañerías fueron destruidas y los tableros eléctricos desmantelados, dejando una edificación vulnerable al vandalismo y a la inseguridad.

Vecinos cuentan que en las noches el lugar se convierte en una zona oscura y peligrosa; allí, indigentes y niños de la calle encuentran un refugio donde duermen, pero también donde las malas condiciones obligan a algunos a hacer sus necesidades en plena estructura.

Manos criminales

Al ingresar, el silencio es sobrecogedor y los chillidos de los murciélagos retumban en los espacios oscuros y la planta baja, aumentando la sensación de peligro. Manos inescrupulosas dañaron el inmueble que hace algunos años prometía ser un polo educativo.

Este emblemático edificio parado es, a medio camino entre el pasado de esperanza y el presente de olvido, un reflejo de las dificultades que enfrentan la educación y la infraestructura en la región, así como un espejo de las necesidades sociales que aquejan a Puerto Ordaz.

El abandono es evidente, la basura se adueñó de todos los espacios, acompañada de excremento humano y un sin número de murciélagos que revolotean por el techo y los espacios oscuros.

Refugio de bandoleros

Según testigos en los alrededores han observado que en las noches encienden fuego en este sitio, sospechan que personas de la calle queman cables para sacarle el cobre y luego venderlo.

Ciertamente en este sitio se observan algunos lugares que son utilizados por desconocidos para quemar cables.

Momentos del recorrido se hallaba un desconocido en la primera planta y otro en un container que está en la parte trasera de dicha construcción. La estructura de metal era la oficina de la empresa que ejecutaba la obra en cuestión.

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