El huevo, ese alimento cotidiano y fuente de proteínas, se encuentra en el centro de un debate nutricional.

La pregunta es simple pero las implicaciones son grandes: ¿deben los huevos lavarse antes de consumirse?

Riesgos microbiológicos

Los expertos coinciden en que el huevo puede ser portador de Salmonella spp, una bacteria responsable de numerosas intoxicaciones alimentarias.

La cáscara del huevo, en contacto con las heces de la gallina, puede contaminarse fácilmente, lo que aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades si no se manejan adecuadamente.

La controversia del lavado

Contrario a la creencia popular, lavar los huevos podría incrementar el riesgo de contaminación.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) advierten que el agua puede penetrar la cáscara porosa del huevo, llevando bacterias al interior.

Además, el lavado puede eliminar la cutícula protectora de la cáscara.

Consejos de los especialistas

La recomendación general es no lavar los huevos antes de almacenarlos, pero sí justo antes de su uso.

El Instituto de Estudios del Huevo sugiere limpiarlos con agua tibia o un paño húmedo y luego dejarlos secar.

Es fundamental evitar el consumo de huevos crudos o poco cocidos, ya que el calor es un método efectivo para eliminar la Salmonella.

Conservación adecuada

La conservación de los huevos también es clave.

Aunque en los supermercados se encuentren a temperatura ambiente, es recomendable guardarlos en la nevera una vez en casa para reducir el riesgo de proliferación bacteriana.

Beneficios nutricionales

La seguridad en el consumo de huevos depende de un manejo adecuado y de seguir las recomendaciones de los expertos.

Evitar lavarlos antes de su almacenamiento y cocinarlos adecuadamente son pasos esenciales para disfrutar de sus beneficios nutricionales sin riesgos para la salud.

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