Río de Janeiro, Brasil. El presidente de la petrolera Petrobras, Roberto Castello Branco, afirmó que las duras medidas de ajuste anunciadas este jueves por la mayor empresa de Brasil buscan preparar a la compañía para enfrentar la que considera que será la peor crisis del sector del petróleo en el mundo en 100 años.
El ejecutivo del gigante brasileño dijo en una teleconferencia con inversores que las petroleras de todo el mundo están enfrentando una doble crisis debido a que los precios del crudo y sus derivados cayeron a sus menores niveles en muchos años y, al mismo tiempo, la demanda también se desplomó como consecuencia de la paralización de actividades en todos los países por la pandemia de la COVID-19.
«Mi percepción es que estamos viviendo un tiempo sin precedentes, tal vez la peor crisis sufrida por la industria del petróleo en los últimos 100 años», aseguró el presidente de la quinta mayor petrolera de capital abierto en el mundo (pese a ser estatal tiene acciones negociadas en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York y Madrid) y la vigésimo octava incluyendo las de capital cerrado o estatales.
MEDIDAS DE CONTINGENCIA
Para hacer frente a esa situación, Petrobras anunció este jueves una serie de medidas de contingencia, que incluyen reducción de inversiones, disminución de producción, recorte de gastos y aplazamiento del pago de dividendos a los accionistas.
A través de un comunicado, Petrobras dijo que el objetivo de las medidas será fortalecerse financieramente y dar resistencia a sus negocios «en un escenario de incertidumbre».
Entre otras medidas, la empresa reducirá las inversiones planificadas para este año desde 12.000 millones de dólares a 8.500 millones de dólares y disminuirá su producción de petróleo en 100.000 barriles por día hasta finales de marzo, por el exceso de oferta en el mercado internacional y la disminución de la demanda.
Los recortes también se darán en los gastos operativos donde hará una reducción «acelerada» frenando el funcionamiento de las plataformas que operan en aguas poco profundas, cuyos costos de extracción son muy elevados y la producción menor.
«Comenzamos a prepararnos para vivir con un precio de petróleo tan bajo como 25 dólares por barril», declaró Castello Branco tras admitir que Petrobras realizaba sus proyecciones iniciales con el presupuesto de que el precio por barril estaría por encima de los 40 dólares por barril en 2020.
«Al menos que ocurra algún evento inesperado, no prevemos una recuperación significativa de los precios», señaló.
Los precios del petróleo volvieron a caer este jueves (un 5 % el tipo Brent y un 7,7 % el intermedio de Texas) y se ubicaron cerca a los 20 dólares el barril, por el desplome de la demanda de combustibles que se estima en unos 10 millones de barriles por día a raíz de la crisis del COVID-19 y las restricciones en los desplazamientos.
En el último mes la cotización del crudo ha caído cerca del 60 % a raíz de la guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudí, que, a partir del 1 de abril próximo y sin importar la menor demanda, se proponen bombear todo el crudo que consideren adecuado sin acatar ningún acuerdo para reducir la producción.
Pese a la coyuntura negativa, Castello Branco aclaró que la empresa mantendrá su ambicioso programa de desinversiones, que tiene por meta la venta de activos por entre 20.000 millones y 30.000 millones de dólares entre 2020 y 2024, desde que los precios obtenidos sean favorables.
El presidente de Petrobras manifestó que, pese a la crisis, hasta ahora ninguno de los interesados en los activos de la petrolera brasileña ha retirado sus ofertas o anunciado que desistirá.
«Vamos a seguir nuestro programa de desinversiones. Si el precio de las ofertas queda por debajo de nuestras expectativas, es claro que no avanzaremos», aseveró.
El ejecutivo dijo igualmente que la petrolera brasileña enfrentará la actual situación «con tranquilidad» y «sin pánico», pese a que espera el «peor escenario posible» por la caída de la demanda, aunque aclaró que el mercado de China, principal destino de las exportaciones de la empresa, ya comenzó a reaccionar tras haber sido el primero en enfrentar la crisis de la COVID-19.
Sobre las medidas ya adoptadas para hacer frente a la crisis, afirmó que «nuestra respuesta está lejos de estar completa» y añadió que la empresa estudia medidas adicionales, incluyendo «una completa revisión del portafolio de proyectos».
La reducción de la producción en 100.000 barriles por día hasta final de marzo puede perjudicar la meta que se impuso la compañía de terminar 2020 con una producción promedio de 2,7 millones de barriles diarios.
EFE noticias
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