En medio de unas excavaciones para la creación de una carretera en el pueblo Hesitou, China, se toparon con una tumba monumental de la dinastía Ming, durante el siglo XVI, además de dos espacios arqueológicos de la era de los Reinos combatientes y la cultura Longshan.
Los arqueólogos encontraron alrededor de 66 tumbas tanto de la dinastía Han como de la Quing, sin embargo, la que más resaltó fue una de ladrillos de un funcionario superior Wan Lou de la dinastía Ming, ya que estaba intacta.
Una gran sepultura
Esta tumba ocupa más de 25 metros de largo y 6,4 metros de ancho, se hallaba a 6,2 metros de profundidad. La impresionante construcción arquitectónica estaba sellada por una puerta de piedra, la cual abría paso a un corredor que conectaba con la cámara principal y la cámara trasera.
Asimismo, se descubrió un monumento de piedra con una dedicatoria que reconoce las virtudes del propietario, quien murió en 1588 a los 55 años de edad, según la inscripción tallada en una caligrafía antigua.
«La tumba consta de una cámara principal, una cámara trasera y dos arcos con nichos en el norte y el sur. No hay lodo en la tumba, los ataúdes y artículos funerarios están relativamente bien conservador», aseguraron las autoridades.
«Hay dos ataúdes en el centro de la sala principal. El ataúd del sur es más pequeño y los paneles laterales del ataúd exterior se han deteriorado y colapsado»
También se conservaron azulejos simbólicos, pequeñas estatuas de madera, objetos de cerámica, muebles de madera y candelabros. Incluso había diversos artilugios como pinceles y piedras de tinta.
Todos los artículos descubiertos son una muestra de las actividades funerarias y la cultura de la élite de aquel siglo.
Dinastía Ming
La dinastía Ming ejerció su dominio en China desde 1368 hasta 1644. Durante más de dos siglos, este imperio contribuyó significativamente al progreso de esta civilización, consolidándose como líder de su época y legando un notable patrimonio cultural y político.
Famosa por su gran influencia artística y arquitectónica, con monumentos emblemáticos como la Gran Muralla y la Ciudad Prohibida, esta civilización fomentó la difusión del confucianismo y el desarrollo comercial
Durante su reinado, China floreció económicamente, logrando avances significativos en campos científicos y literarios.
A pesar de ello, tuvo que hacer frente a dificultades internas, como la corrupción, al igual que las tensiones externas. El colapso de la dinastía señaló el final de un periodo y el comienzo de una nueva dinastía, la Qing.
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