El exalcalde de Caracas Antonio Ledezma (i) da declaraciones este lunes, en una concentración de venezolanos que esperan al líder opositor venezolano Edmundo González Urrutia en Quito (Ecuador). EFE/ José Jácome

La dura respuesta del presidente de EE.UU., Donald Trump, a la negativa del presidente de Colombia, Gustavo Petro, a recibir dos vuelos de deportación de migrantes, sienta un «precedente frente a la comunidad internacional, especialmente frente a América Latina», afirma el excanciller colombiano Julio Londoño Paredes.

Londoño, que estuvo cuatro años al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, entre 1986 y 1990, durante la presidencia de Virgilio Barco, considera que Trump «se vino con todo frente a Colombia» como advertencia para el resto de la región por si algún otro presidente se planteaba rechazar vuelos con deportados, como lo hizo el domingo Petro.

«Mi impresión general es que el señor Trump ha sentado un precedente, especialmente para los países latinoamericanos, empezando por México, siguiendo por los países del Triángulo Norte centroamericano, es decir, El Salvador, Guatemala y Honduras, y naturalmente para Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, etc.», indica en una entrevista con EFE.

Trump ordenó el domingo la imposición de aranceles del 25 % a todos los productos colombianos, además de otras sanciones de viajes y visados, por la decisión de Petro -comunicada no por canales diplomáticos, sino por mensajes en X- de no permitir el ingreso de dos aviones con colombianos deportados de EE.UU. mientras esas personas no reciban un trato «digno».

Petro respondió con el principio de reciprocidad y ordenó elevar en un 25 % los aranceles a las importaciones desde EE.UU., provocando una crisis sin precedentes entre los dos países que la diplomacia resolvió unas horas después.

Para Londoño, «naturalmente siempre habría la posibilidad de que en un momento determinado la posición del presidente Petro fuera copiada por algunos mandatarios latinoamericanos» y por eso la contundencia de la orden de Trump.

Secuelas de la crisis

«De todas maneras, la secuela de esto es que quedamos en una condición de constante amenaza por parte de los Estados Unidos, esto es indudable. Se ha superado (la crisis), pero de todas maneras hay una advertencia al Gobierno de Colombia, lo que no deja de ser un asunto desagradable para los países», agrega Londoño, decano de la Facultad de Estudios Internacionales de la Universidad del Rosario.

En su opinión, el rechazo casi unánime de la sociedad colombiana al enfrentamiento de Petro con Estados Unidos fue decisivo para que el Gobierno diera marcha atrás y buscara un arreglo con Washington.

«Creo que lo que hubo fue una reacción nacional que yo no había visto nunca en todos los años, décadas, que llevo en la política exterior colombiana, una reacción de tantos sectores en contra de una decisión adoptada por el presidente en asuntos de política exterior», asegura.

Londoño, además de canciller, fue durante largos periodos embajador ante la ONU, la Organización de Estados Americanos (OEA), Panamá y Cuba, y tuvo que manejar una de las más graves crisis diplomáticas de Colombia cuando, en agosto de 1987, la corbeta ARC Caldas ingresó en aguas en disputa en el Golfo de Venezuela, lo que por poco acaba en una guerra con ese país.

La política exterior no se improvisa

Con la experiencia que le da toda una vida dedicada a la diplomacia, el excanciller considera «muy complicado tanto gobernar por X», como hace habitualmente Petro, «como hacer política exterior por medio del micrófono».

«Uno debe partir de la base de que el presidente de la república y el Gobierno no pueden actuar de acuerdo a las simpatías o antipatías que tenga el jefe de Estado por otro jefe de Estado porque tienen todo un país detrás, eso es absolutamente inconveniente y la política exterior es demasiado complicada y demasiado difícil para que se maneje simplemente por intuiciones o con improvisaciones», afirma.

Londoño subraya: «La política exterior siempre ha sido una política de Estado, en los asuntos más complejos que ha tenido el país, que ha tenido capítulos muy difíciles, siempre ha habido una política de Estado, pero en esta situación (con EE.UU.) no ha habido una política de Estado y se ha llegado a situaciones como estas».

Con todo, descarta que los dos países hayan estado cerca de una ruptura de relaciones porque «los Estados Unidos no rompen relaciones de un momento para otro, por lo menos no ha sido esa su tradición (…) pero sí se llega a un indeseable deterioro de las relaciones con Colombia».

Sin embargo, de ahora en adelante «no se va a atravesar una etapa de gran cordialidad y de colaboración», como ha sucedido históricamente, y expresiones como «Colombia es el primer aliado regional de los Estados Unidos ya no se van a poder señalar», concluye.

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