“En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: ‘Sígueme’. Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: “Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret». Natanael le replicó: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Felipe le contestó: «Ven y verás.» Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: “Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño”. Natanael le contesta: “¿De qué me conoces?» Jesús le responde: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”. Natanael respondió: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: “¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores”. Y le añadió: “Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Simeón el Estilita. Nació en Sisan, Cilicia, en el año 390, y murió en Alepo, Siria, el 5 de enero del año 459. A los 15 años entró a un monasterio, donde se dedicó a rezar intensamente y hacer extremas penitencias para la conversión de su alma. Ante la extremidad de sus penitencias, el Abad le ordenó irse del monasterio. El santo fue a vivir a una caverna donde permaneció hasta el final de sus días. No comía sino una vez por semana, y la mayor parte del día y la noche la pasaba rezando.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio según San Juan, capítulo 1, del verso 43 al 51. Donde se narra el llamado de JESÚS a dos nuevos discípulos. El primer llamado es la simplicidad misma: Él encontró a Felipe y le dijo: “Sígueme”. El segundo es más complicado y tuvo que ser mediado por Felipe, que “encontró” a Natanael, que conocía muy bien las Escrituras, por eso hace referencia de Ellas, y al sabio Natanael, Felipe le propone la conversión a una Nueva Sabiduría, la de JESÚS, invitándolo a “Venir y Ver”. Es de hacer notar que la palabra “VER”, designa para Juan no solo una mirada natural sobre la humanidad de JESÚS, sino una contemplación de Su Gloria y Su Divinidad.
Al principio Natanael es escéptico, pero se deja conducir ante JESÚS. Después sigue una conversación que es usada por el evangelista para subrayar quién es JESÚS. Natanael dice ¡” Tú eres el Hijo de Dios!, ¡Tú eres el Rey de Israel”! y esa es una temprana profesión de Fe, dándole a JESÚS los dos títulos más grandes que un judío podía darle a una persona. De este modo JESÚS reúne en torno a Él, a los verdaderos israelitas, para constituir al Nuevo Pueblo de DIOS. Este Nuevo Pueblo va a tener una visión de ángeles, como las del Patriarca Jacob en Betel, ya que será testigo de la Gloria de DIOS, que va a comenzar a experimentar tres días después en Caná de Galilea.
Al confrontarnos con el texto, vemos que los primeros cristianos comprendieron la Misión de JESÚS, por la esperanza que ellos habían puesto en la Ley y los Profetas. Y que, tanto ellos como nosotros descubrimos a JESÚS, gracias a la esperanza que tiene el hombre en la Divinidad, porque son nuestros anhelos, frustraciones y utopías de un mundo mejor las que nos hacen ir en Su búsqueda, muchas veces sin saber que los buscamos a Él.
Por eso es que, no somos nosotros los que lo encontramos, es Él quien nos encuentra. A veces puede parecer directo o sin ambigüedad, otras veces más indirecto, tal como le sucedió a Natanael que fue llamado a través de Felipe. Encuentros de los que podemos resaltar una serie de realidades que seguramente muchos de nosotros hemos experimentado.
La primera de ellas es vernos retratados en la figura de Felipe, al que podemos llamar «un recién convertido», que, inmediatamente se puso a hablar a otros acerca de JESÚS. Gesto muy notorio, ya que, los recién convertidos son los mejores ganadores de almas, quizá por el ánimo y la ilusión con la que hablan de JESÚS. Pero lamentablemente, muchas veces con el tiempo este fuego se va apagando, por la poca oración y el desconocimiento de la Sagrada Escritura. Ya que no debemos pasar por alto la gran Verdad que Felipe declaró aquí: JESUCRISTO es la figura central de todo el Antiguo Testamento.
La segunda realidad es vernos retratados en la figura de Natanael, para preguntarle al Señor ¿de dónde me conoces? Y Él seguramente que nos responderá: que nos ve cada día en la higuera de nuestras ansiedades, de indecisiones, de egoísmos de indiferencias, y al igual que Natanael nos invita a “ver cosas grandiosas” en la medida de que pongamos nuestra FE en Él, dejando a un lado nuestros prejuicios y el confort de las distintas higueras donde nos encontramos, para ir al encuentro de los excluidos, los desamparados, los enfermos y hambrientos que son parte de la heredad que Él nos ha dejado.
Señor JESÚS, Regálanos la Gracia de poder Ir a Ti y Ver la Grandeza de Tu Misión, de Ser la COMUNIÓN entre DIOS y el hombre. Y al configurarnos contigo dejemos a un lado todos nuestros prejuicios, para construir con palabras y obras un mundo más justo y solidario. Amén.
Luis Perdomo
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