En aquel tiempo decía Jesús a la gente: «Cuando ustedes ven una nube que se levanta por el poniente, inmediatamente dicen: «Va a llover», y así sucede. Y cuando sopla el viento sur, dicen: «Hará calor», y así sucede. ¡Gente superficial! Ustedes saben interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, y ¿cómo es que no comprenden el tiempo presente? ¿Cómo no son capaces de juzgar por ustedes mismos lo que es justo? Mientras vas donde las autoridades con tu adversario, aprovecha la caminata para reconciliarte con él, no sea que te arrastre ante el juez y el juez te entregue al carcelero, y el carcelero te encierre en la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último centavo.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor al Beato Contardo Ferrini, Laico, de la Tercera Orden Franciscana, estudioso y catedrático de derecho romano en las universidades de Pavía, Mesina y Módena, por lo que un ambiente de una intelectualidad desacralizada vivió, trabajó y estudió, como un fuerte roble que no cedió ante las presiones del mal, por lo que pudo exclamar: “permanecí firme sin doblegarme, como un cedro del Líbano”. Nació en Milán el 4 de abril de 1859 y murió en Suna de Verbania, el 17 de octubre de 1902. Lo beatificó Pío XII en 1947, y está sepultado en la capilla de la Universidad Católica de Milán, como modelo de un catedrático católico.
En la liturgia del día meditamos los textos: Rom 7,18-25a; Sal 118 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Lucas, capítulo 12, del verso 54 al 59. Texto que es bastante conciso y preciso, pero compuesto de dos partes bien diferenciadas. En la primera parte el Maestro hace una invitación a aprender a reconocer los signos del tiempo mesiánico en el ministerio de JESÚS. La segunda parte, versos 57-59, muestra que todo esto se hace en favor del juicio: «Antes de presentarnos ante el juez debemos hacer las paces con los enemigos».
Es claro que en la primera parte JESÚS censura, a sus interlocutores, la facilidad que tienen para interpretar los fenómenos inmediatos y materiales que les rodean, pero no tienen criterios y sensibilidad para comprender las señales de DIOS. Y es que, los signos que se manifiestan en torno a JESÚS, deberían ser suficientes para que todos puedan entender que esa es la hora anunciada por los profetas, en que los hombres debían convertirse e Israel reconocer a su Salvador.
Pero como son muy testarudos JESÚS, les expresa esa otra expresión un poco confusa, que pareciera desconectada de la primera, pero que más bien les alerta diciéndoles: mañana, ya será tarde. Porque ya está en marcha el juicio de DIOS, y eso es como ir ante las autoridades; por lo tanto, no pierdan esta oportunidad de salvarse creyendo en el Mensaje de Cristo.
Por eso es que la Iglesia, como “Madre y Maestra”, en un extraordinario documento del Concilio Vaticano II, enseña que «La Iglesia tiene el deber de escrutar los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio, de modo que pueda responder de una manera auténtica a cada generación, las preguntas sobre el sentido de la vida «(GS n. 4). Y de esta manera, cada uno de los que nos llamamos seguidores de JESÚS, podamos actuar y dar testimonio de nuestra Fe, con fundamento y con la orientación del Espíritu Santo.
Al confrontarnos con el texto, vemos que el AMOR DE DIOS se manifiesta de forma permanente en la sociedad y en la vida de cada persona. Ya que, desde la Encarnación de JESÚS, DIOS se hizo visible y presente entre nosotros. Sin embargo, estamos tan acostumbrados a ver el mundo e interpretar los acontecimientos del mundo por el ojo de la tecnología y de los intereses inmediatos que sin darnos cuenta perdemos los ojos de la Fe, y cuando suceden hechos tan aterradores como los terremotos, las guerras, las pandemias, entonces es que caemos en cuenta lo banal que ha sido nuestra vida.
Y este actuar de espaldas a los designios de DIOS, nos hace recordar la oración de JESÚS, en la que alaba y da gracias al Padre, que no Reveló Sus cosas a los sabios y entendidos, sino “a los humildes y rectos de corazón”. Porque la mayoría de los seres humanos, somos muy presumidos y autosuficientes. Nos falta la sabiduría y la mirada de los pequeños, ya que, si tuviésemos, aunque sea un poquito de esa dosis de humildad, entonces pudiéramos ver las maravillas de la obra de DIOS, en medio del caos que pareciera acabar con todo, incluso con nuestra Fe.
Por eso es que, hoy es el día, para preguntarnos: ¿Si somos capaces de leer e interpretar los signos de la atmósfera y las nubes, tendremos criterios para entender los Designios de DIOS para nuestras vidas y actuar en consonancia en los distintos espacios donde nos desarrollamos? ¿Tendremos la suficiente objetividad y desprendimiento para decidir lo que es bueno y justo, no solo para nosotros, también para nuestros semejantes?
Señor JESÚS, regálanos la Luz de Tu Espíritu, que ilumine nuestro raciocinio, y de esta manera podamos ver y reconocer las acciones Tu AMOR en todo lo que nos rodea, y podamos compartirlo con nuestros semejantes. Amén.
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