En aquel tiempo llegaron su madre y sus hermanos, se quedaron afuera y lo mandaron a llamar. Como era mucha la gente sentada en torno a Jesús, le transmitieron este recado: «Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y preguntan por ti».

Él les contestó: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?» Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de Dios es hermano mío y hermana y madre.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Ildefonso. Obispo de Toledo, España y Doctor de la Iglesia. También celebramos el sexto día del octavario de oración por la unión de los cristianos.

El tema de la oración de hoy es: Acoger a los demás y la cita bíblica que la iluminará será: «Pónganse en camino y den frutos abundantes y duraderos» (Jn 15,16b).

La liturgia del día meditamos los textos: 1Sam 6,12b-15.17-19; Sal 23; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Marcos capítulo 3, del verso 31 al 35.

Buscan a Jesús para que regrese a su casa

En el que se relata el episodio donde los familiares de JESÚS, lo van a buscar con la intención de llevárselo a casa y disuadirlo para que deje de hacer lo que a su modo de ver no eran cosas de la rutina de su vida.

Por eso es que JESÚS, después de una típica mirada a su alrededor, que siempre anuncia un momento importante, emite una declaración fundamental: «su verdadera familia no es la parentela según la carne, sino las personas que escuchan Su Mensaje y cumplen la Voluntad de DIOS».

Es considerable señalar que el Evangelista Marcos, en su narrativa, destaca dos veces que los familiares de JESÚS, se quedan fuera de la «casa» donde Él está enseñando.

Lo que hace inferir que, hay una especie de descalificación a los familiares más cercanos de JESÚS, que intentan arrancarlo de Su Misión, ya que piensan que se está dejando subyugar por la multitud.

Y siendo que, en su redacción, Marcos no se para en matices psicológicos, sino que va directo a la raíz del problema, por eso es que descalifica esta actitud un poco incomprensible de la familia de JESÚS.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que los parientes de JESÚS se rigen por las costumbres, son personas muy religiosas, pero piensan como todos los vecinos que eso de anunciar el Evangelio a los pobres es un asunto de los profesionales de la religión.

Es decir, que, para ellos, ser Profetas es una tarea para un selecto grupo élite y quienes se atrevan a cambiar esas costumbres, pues sencillamente serán tildados de locos.

JESÚS es consciente de esta limitación de su cultura y en general de todas las culturas del mundo. Y es esa realidad, la que le hace emitir esa sentencia tan contundente.

Despreciar a la familia

Al confrontarnos con el texto vemos que, la respuesta de JESÚS, a muchos le pueden parecer como un desprecio a su Madre y a su familia, sin embargo, no debemos entenderla de esta manera, ya que lo que el Maestro quiere dejar bien claro es que la experiencia del REINO, tiene unas nuevas exigencias y un nuevo nivel de relaciones interpersonales, marcada por la absoluta obediencia a los designios del PADRE.

Así podemos entender que el punto central de este texto está en la expresión: «el que haga la voluntad de mi Padre del Cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi Madre» (Mc 3,35).

En ese punto Su Madre María, le ganó la delantera a todos, cuando dijo: «Yo soy la esclava del Señor hágase en mí, según tu Palabra» (Lc 1,38). Convirtiéndose de esta manera no solo en su Madre, sino también en Su Primera discípula que hace la Voluntad de Su Padre.

Por lo que hay que tener en cuenta que la Familia cristiana se constituye no por los lazos consanguíneos, sino por la filiación que se recibe de DIOS y por la fraternidad que nace de la adhesión al Proyecto Salvífico de JESÚS.

Por eso es que todos los que nos llamamos seguidores de JESÚS, tenemos que vivir conforme a las exigencias del Reino, que está enmarcada en las vivencias de las Bienaventuranzas que Él nos enseñó, para dar muestra fehaciente de que somos Testigos de Sus Buenas Nuevas.

Romper los prejuicios

Ser Testigos de JESÚS, significa romper con muchos prejuicios y posturas personales sobre las relaciones con nuestros semejantes, tal como Él lo hizo.

De allí que hoy es el día para preguntarnos: ¿Queremos ser los Hermanas y Hermanos de JESÚS, que lo escuchan y ponen en prácticas Sus Palabras o preferimos quedarnos afuera, al margen de la Novedad que Él representa?

Señor JESÚS, ayúdanos a romper con nuestros prejuicios y posturas personales, para poder aceptar a todos nuestros semejantes como hermanos, dando muestras de que hacemos la Voluntad del Padre y de esta manera ser parte de Tu Familia.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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